¡Reino de acomodados!

Osvaldo Pandolfo Rímolo.

Ocupo de su nombre y ejemplo como dirigente deportivo, como referente del análisis.

Pocos como él: son lamentable minoría, de ahí que las federaciones y asociaciones deportivas estén repletas de acomodados, personajes de escasos valores, capaces de vender su voto por un viaje en Transnica a Managua con todos los gastos pagos.

Ahora... ¡Imagínense Catar!

En septiembre de 1994 fue escogida la Federación Costarricense de Fútbol.

Presidente: Dr. Federico Vargas Peralta

Vicepresidente: Osvaldo Pandolfo

Directores: Erick Thompson, Ovidio Pacheco, Víctor Hugo Víquez, Steven Heigold y Tedy Cole; bautizados como “Los Siete Magníficos”.

Quisieron revolucionar ciertos vicios del campeonato nacional, pero pegaron con cerca.

En una entrevista para La Nación, a mediados de su gestión, don Federico manifestó: “el futbol de Costa Rica tiene problemas serios de organización, los equipos dominan a placer. El Comité Ejecutivo no tiene injerencia alguna, está pintado en la pared. Hay muchos cuerpos administrativos que se superponen y crean roces permanentes: el Comité Ejecutivo, la Asamblea de Clubes, el Comité de Competición, etc. Este último, por ejemplo, es omnipotente. Toma decisiones que chocan con nosotros y nos ponen en conflicto”, expresó don Federico hace casi 25 años.

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Entonces, como la Asamblea no les dio posibilidad de maniobra, los siete federativos renunciaron en pleno; ninguno pensó, ni por asomo, los viajes al extranjero que se perdían por esta decisión.

Hoy, algo así es imposible.

El próximo viernes se elige el comité ejecutivo de la Federación Costarricense de Fútbol, y entre los asambleístas figuran unos pocos personajes camaleónicos capaces de cambiar su voto a la mejor propuesta.

Cambian de colores según la ocasión: acomodados y oportunistas.

Ya lo han hecho, tienen antecedentes y lo que menos les interesa es el desarrollo del fútbol nacional; su único interés para ser federativos es el avión.

En el año 2012, los presidentes de Saprissa y Alajuelense le solicitaron a Osvaldo Pandolfo la posibilidad de presidir la Unafut.

Don Osvaldo aceptó bajo una sola condición: que le respetaran la escogencia de los dos fiscales, afines a su grupo, cuando a estos se les venciera el período.

El día de la asamblea, el camaleón mayor, que se mueve en estas reuniones como tiburón en el agua y es candidato hoy a un puesto en el Comité Director, se movió fiel a su estilo para oponerse a la solicitud de Pandolfo, y con negociaciones muy propias de su cosecha, logró los votos para que los fiscales no fueran reelectos.

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Media hora después don Osvaldo y sus compañeros de directiva renunciaron a sus puestos. Si se hubiera hecho “el maje” Pandolfo, que venía de saborear las mieles de su puesto con un viaje todo pago al Mundial en Brasil, simplemente hubiera seguido trepado en el avión, recorriendo de gratis el mundo entero.

Privaron sus valores.

Del año 2007 al 2010, Osvaldo Pandolfo, escogido por el Dr. Oscar Arias, lideró el monumental trabajo de la construcción del nuevo Estadio Nacional.

Con serios quebrantos de salud, el dirigente casi deja su vida entre barro, cemento y maquinaria. Con el apoyo de un grupo interdisciplinario de profesionales se levantó la “Joya” de La Sabana, orgullo del deporte costarricense.

Hoy, don Osvaldo tiene que pagar su entrada para ver jugar a la Selección Nacional, mientras los asientos preferenciales están ocupados de forma gratuita por políticos y dirigentes deportivos de menor nivel, que no ayudaron ni con un ladrillo en la construcción del coliseo.

Esto es Costa Rica, el país más feliz del mundo; el corrupto le pasa por encima al decente y nadie chista.