Respuestas ante el riesgo de default
Jonathan Prendas jonathan.prendas@gmail.com | Lunes 02 noviembre, 2020
Con estos números, el gobierno cree que puede darse el lujo de perder tiempo y seguir paralizando al país: la diferencia entre ingresos y gastos es de ¢2,1 billones, el déficit financiero alcanza el 6,8% del PIB, la producción cae un 5,5%, el desempleo supera el 24%, la informalidad sobrepasa el 50%, la pobreza ronda el 30% y en setiembre el endeudamiento llegó al 69,2% del PIB.
Debido a la mala percepción que tienen las calificadoras de riesgo sobre el desempeño de nuestra economía, Costa Rica paga cuatro veces más intereses que Panamá, el tiempo pasa y se reduce el margen de acción. Hace tan solo unos días, el Ministerio de Hacienda tuvo que declarar desierto un megacanje en dólares y ni los canjes en colones son apetecibles en el mercado.
La falta de soluciones y acuerdos nos empujan cada vez más al default, que de acuerdo con la Real Academia Española es una "situación financiera en la que un Estado actuando como prestatario no puede hacer frente a los pagos derivados de la deuda pública contraída, en la forma establecida en las condiciones de emisión, cesando los mismos". En otras palabras, significa que el país no puede pagar sus deudas.
Las consecuencias son complicadísimas, especialmente para la reputación de Costa Rica y en un escenario que se torna más difícil porque aún estamos luchando contra una pandemia. Renegociar la deuda y las condiciones ante un default puede traer algún alivio, pero nunca una reactivación en el corto plazo y no resolvería el problema de fondo, que es el tema fiscal. Implicaría básicamente un cambio en la contabilidad.
Si no hubiese un acuerdo con los acreedores, la crisis se profundizaría con un escasísimo financiamiento externo, caída abrupta de la inversión, de las reservas, disparo de la brecha cambiaria, empeoraría la capacidad productiva, se agudizaría la caída del consumo, aumentarían la pobreza y el desempleo.
Estos no son escenarios para casos de estudio, sino posibilidades reales si el país sigue sin tomar medidas que hoy ya son urgentes. En esa dirección, porque nos importa Costa Rica, Nueva República ha estado y está dispuesta a sostener una discusión seria con otras fracciones y el Ejecutivo para analizar los proyectos que ya están sobre la mesa y tomar las decisiones legislativas que nos eviten el profundo dolor que provocaría el default.
Seamos claros. Debemos discutir sobre las propuestas, pero con la mente puesta en que el gobierno tiene que bajar sí o sí los egresos: los gastos de las administraciones PAC han venido en alza y el endeudamiento ha crecido enormemente. Esta situación no puede seguir y ese es un componente esencial de nuestra propuesta.
El Ejecutivo debe dar señales claras para estructurar una negociación con base en la confianza y la transparencia, sin sesgos ideológicos, mostrar decisión inmediata para renegociar la deuda interna y los alquileres, tener la humildad para reconocer sus yerros.
En ese esquema, Nueva República puede sentarse a revisar la conveniencia de futuros préstamos, incluso con el FMI, pues somos conscientes que el país requiere apoyo presupuestario y fondos frescos para reforzar la balanza de pagos. Nuestros hijos y las futuras generaciones merecen que lleguemos a acuerdos de altura que pongan a Costa Rica por encima de los intereses particulares, nos devuelvan la paz social y le garanticen a esas futuras generaciones una nación más próspera, segura y feliz.
Jonathan Prendas
Diputado
Nueva República