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¿Retroceso laboral griego?

Eric Briones Briones redaccion@larepublica.net | Jueves 01 julio, 2021

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Eric Briones

Doctor en Derecho Laboral

Con bombos y platillos, para salir de la crisis que ha tenido el país de Grecia, tanto pre pandemia Covid-19, como la pandémica, en el ámbito laboral (con una tasa de desempleo que ronda el 15%, siendo uno de los porcentajes más altos de la Unión Europea), ha anunciado por medio de su primer ministro, Sr. Kostis Hatzidakis, una nueva reforma laboral del ejecutivo, la cual consiste entre varios de los supuestos, que se “ vuelve a jornadas de 10 horas, a cambio de tiempo libre en el futuro”. Es que dentro de su política pública, para lo laboral, en estos tiempos, se justifica la misma, por cuanto: “En tiempos de teletrabajo e Internet, la reforma incentivaría la flexibilidad, permitiendo distribuir la bolsa de horas de cada trabajador a lo largo del año (un poquito más esta semana, un poco menos la siguiente)”.

En general, la reforma consiste en este punto en superar la jornada diaria de las 8 horas, para ser llevada a 10 horas, sin derecho a que las 2 horas de más, se consideren extras, sino, que las mismas sean compensadas posteriormente, con tiempo. Es decir, “Hoy trabajo más, dentro de unos meses me cojo el tiempo libre que me debes”, según indica la publicación (https://magnet.xataka.com/en-diez-minutos/vuelve-jornada-laboral-10-horas-grecia-quiere-recuperarla-a-cambio-horas-libres-futuras).

Mucha de su población laboral, adversa tal medida, por cuanto consideran, que es un retroceso, con base en el convenio 1 de la OIT y las luchas sociales (mártires de chicago, la quema de las mujeres en la fabrica Cotton, por su lucha por las jornadas máximas de trabajo) que se dieron a finales del siglo X1X y principios del XX. Pero además que ven los dirigentes de los trabajadores, es que con esta modificación, la negociación se hace en solitario, es decir, sin participación sindical y por otro lado, nadie asegura que en la práctica, no se vayan a cometer abusos, que eventualmente podrían hacer que las 10 horas de hoy, se vuelvan normales mañana.

Otro de los planteamientos de la reforma laboral, es definir el derecho al desconecte en la modalidad del teletrabajo, así la parte empleadora, en principio no podría exigir asistir a reuniones, atender el correo o realizar tareas de apariencia liviana, fuera de la jornada de 10 horas diarias, pactada individualmente entre persona trabajadora y empleadora.

Bueno, cada país, es libre de solucionar sus problemas y dictar su políticas públicas, como mejor les convengan y entiendan, que pueden salir bien librados, del atolladero, en que nos encontramos los habitantes de este mundo, consecuencia de las crisis mundiales y sobre todo de los golpes duros que se lleva siempre en el tema de la empleabilidad. No obstante y a pesar de esa libertad de cada nación, es oportuno, recordar lo siguiente, con el fin de que las propuestas que se ideen los países, cumplan sus fines primordiales, dentro un equilibrio sano, entre mano de obra y capital.

Así, en primer término, como lo dijo el profesor/laboralista, mexicano Santiago Barajas Montes de Oca, el elemento esencial en cualquier momento de crisis en donde se pretenda realizar un reacomodo y con el fin de conjurar conflictos futuros, es que en los acuerdos participen los distintos interlocutores sociales, en “referencia al trabajo y el capital”. En segundo lugar, en caso de este tipo de reformas, marcar o definir desde el inicio, su temporalidad, por cuanto, no vaya a ser que algo excepcional, se convierta con el tiempo en lo común, en perjuicio de la población menos favorecida; como sucedió en Irlanda, que para salir de su crisis y ostentar el auge económico del que hoy es partícipe (hoy ostenta un PIB de algo más de $70 mil dólares, uno de los más altos de la Unión Europea), llegó a un acuerdo o pacto social, conocido como el “Milagro Celta”, en los años 80´s, en donde hubo de por medio compromisos, en reducción de impuestos, desregulación y flexibilización a lo tradicional, salarios a la baja, etc., hasta tanto, no recuperarse la economía, pero una vez fortalecida, no se tradujo en mejoras sociales, sino en lo contrario, por lo que no quedó más remedio, que hacer toda una intervención, en pro de la protección de los derechos sociales.

Finalmente recordar que en países de la talla de Canadá, Dinamarca, Suecia, Reino Unido, entre otros, merced al provecho que significan las tecnologías, más bien la tendencia, es reducir el tiempo de trabajo, con el fin de conciliar la parte personal y familiar de la persona trabajadora y parece que les está deparando, buena productividad. Así por ejemplo, en Japón, una empresa como Microsoft, impuso una semana laboral de 4 días, durante un mes y obtuvo una productividad mayor, en un 40%, producto de un experimento que realizó con sus 2.300 empleados, sin que nadie fuera a laborar los días viernes y sin tocarles ninguna ventaja laboral.






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