Rumbo a quiebra régimen de pensiones
Oscar Rodriguez orodriguez@larepublica.net | Jueves 13 octubre, 2011
Fondos se acabarían en 2025
Rumbo a quiebra régimen de pensiones
Situación real es bastante mejor y sería sostenible hasta 2038, asegura la Caja
Las personas que actualmente tienen entre 50 y 55 años no tendrían la seguridad de recibir su pensión cuando se jubilen en 2025, según informó ayer la Superintendencia de Pensiones.
Sin embargo la fecha en que iniciarían los problemas no sería antes de 2038, dado que las finanzas del fondo principal de pensiones son sanas, asegura la Caja.
El temor de la Supen es que el dinero se acabe antes en los fondos del régimen de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM) de la Caja Costarricense de Seguro Social.
La caída en la cantidad de cotizantes, la alta morosidad incluida la del Gobierno central, y la baja en la tasa de natalidad hacen insostenible el actual sistema.
Las soluciones a este problema pasan por un aumento de la contribución, alargar la edad de jubilación y disminuir los montos de las pensiones.
En el régimen del IVM cotizan más de 1,3 millones de personas.
Este sistema es sostenido con el aporte de los patronos y los trabajadores. El dinero es usado para pagar las pensiones de quienes actualmente están jubilados.
El análisis de la Supen determinó que las actuales reservas de ¢1.473 miles de millones se acabarán en 2025 si la situación actual no varía.
A partir de esa fecha, el sistema entraría en déficit que fue estimado, a 100 años, en el valor actual de la producción nacional, más de $38 mil millones.
“En el análisis de los datos de la Caja encontramos un maquillaje contable de las cifras. En los datos de 2010, comparados con los de 2008, vemos variaciones gigantescas en la estimación de ingresos a futuro”, explica Edgar Robles, superintendente de pensiones.
Incluso provoca que parte de las pensiones actuales se estén pagando con los intereses obtenidos por inversiones del IVM.
Por su parte, la Caja mantiene su posición de que el año crítico es 2038, como lo indicó un estudio de la Organización Internacional del Trabajo de 2007.
“La información que dimos no es falsa, ni está maquillada. Son estudios realizador por los técnicos de la institución. No acepto esas acusaciones”, afirma Ileana Balmaceda, presidenta ejecutiva de la Caja.
Ambas instituciones tienen varios años enfrentadas porque la Supen desea fiscalizar el IVM, tal como hace con el régimen del Magisterio o el Poder Judicial.
Sin embargo, la Caja se apega a su autonomía institucional para rechazar cualquier tipo de revisión.
Para determinar la situación real del IVM será realizado un nuevo análisis actuarial.
El estudio será efectuado por la Caja, la Supen y expertos de la Universidad de Costa Rica y estaría listo el próximo año.
Las dificultades que enfrenta el régimen de pensiones tiene una relación directa con la disminución de la cantidad de trabajadores que cotizan.
En los últimos dos años el número de empleados activos por pensionado bajó de nueve a siete.
Este es un efecto de la crisis global porque entre 2007 y 2009 hubo un decrecimiento en el empleo, lo cual reduce los montos cotizados.
Además el número de trabajadores independientes creció un 55% en los últimos cinco años. Esta situación afecta las finanzas de la Caja porque una de las características es que reportan un salario menor.
Otro factor adverso al Seguro Social es que con las personas independientes solo estas cotizan al seguro, no hay patrono.
El aporte de un trabajador por cuenta propia a la Caja es de un 10% del salario reportado, mientras que para un empleado ordinario el aporte es de un 16%.
La bajada en las tasas de interés afectó el rendimiento de los fondos del IVM invertidos a corto y mediano plazo.
La variación del dólar también afectó las finanzas de la entidad, ya que por diferencial cambiario perdió $54 millones en los últimos dos años.
La alta morosidad del sistema tampoco colabora en su sostenibilidad.
Por cuotas obrero-patronales hay una deuda que ascendía a más de ¢137 mil millones en 2010, lo que equivale a un 10% de los activos del régimen.
La dificultad es que gran parte de estos recursos son incobrables, dado que son de empresas que solo existen en el papel.
El Estado tiene parte de la culpa, pues su deuda para este mismo periodo era de ¢33 mil millones.
La caída en la tasa de natalidad tendrá un peso fundamental en la sostenibilidad del régimen.
En los próximos 50 años el número de personas en edad para pensionarse será cuatro veces mayor a la actual, según un estimado del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
A 2010, un 6% de la población tenía 65 años o más; mientras que para 2060 será un 25%.
Las únicas soluciones que han sido propuestas para resolver la grave situación del IVM son bastante hostiles al bolsillo de los cotizantes.
La principal es un aumento en el aporte obrero-patronal que actualmente es de un 16%. Todavía no hay una propuesta concreta.
Otra es aumentar la edad y las cuotas para jubilarse, pasar de los actuales 63 años a los 65, e incluso los 67 años, como hicieron recientemente algunos países europeos.
La última opción es disminuir el monto de las pensiones, pues algunas personas reciben sumas altas por los regímenes privilegiados a los cuales estaban sometidos.
“Tenemos que empezar a hablar de una solución ahora. Pero lo cierto es que las pensiones hay que darlas, solo que tenemos que decidir si queremos que sea el Gobierno o un sistema solidario y autosostenible como hasta ahora”, argumenta Pablo Sauma, quien fue miembro de la Comisión de Notables.
La salida para mantener la sostenibilidad del sistema es que la Caja recaude, durante cada año, el equivalente a un 1% de la producción nacional, cerca de ¢200 mil millones.
La respuesta llegaría posiblemente en 2012 cuando un nuevo estudio financiero del IVM determine qué hacer para solucionar el déficit que a futuro tendrá el régimen.
Oscar Rodríguez
orodriguez@larepublica.net
Colaboraron las periodistas Gabriela Masís y Carolina Acuña
Rumbo a quiebra régimen de pensiones
Situación real es bastante mejor y sería sostenible hasta 2038, asegura la Caja
Sin embargo la fecha en que iniciarían los problemas no sería antes de 2038, dado que las finanzas del fondo principal de pensiones son sanas, asegura la Caja.
El temor de la Supen es que el dinero se acabe antes en los fondos del régimen de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM) de la Caja Costarricense de Seguro Social.
La caída en la cantidad de cotizantes, la alta morosidad incluida la del Gobierno central, y la baja en la tasa de natalidad hacen insostenible el actual sistema.
Las soluciones a este problema pasan por un aumento de la contribución, alargar la edad de jubilación y disminuir los montos de las pensiones.
En el régimen del IVM cotizan más de 1,3 millones de personas.
Este sistema es sostenido con el aporte de los patronos y los trabajadores. El dinero es usado para pagar las pensiones de quienes actualmente están jubilados.
El análisis de la Supen determinó que las actuales reservas de ¢1.473 miles de millones se acabarán en 2025 si la situación actual no varía.
A partir de esa fecha, el sistema entraría en déficit que fue estimado, a 100 años, en el valor actual de la producción nacional, más de $38 mil millones.
“En el análisis de los datos de la Caja encontramos un maquillaje contable de las cifras. En los datos de 2010, comparados con los de 2008, vemos variaciones gigantescas en la estimación de ingresos a futuro”, explica Edgar Robles, superintendente de pensiones.
Incluso provoca que parte de las pensiones actuales se estén pagando con los intereses obtenidos por inversiones del IVM.
Por su parte, la Caja mantiene su posición de que el año crítico es 2038, como lo indicó un estudio de la Organización Internacional del Trabajo de 2007.
“La información que dimos no es falsa, ni está maquillada. Son estudios realizador por los técnicos de la institución. No acepto esas acusaciones”, afirma Ileana Balmaceda, presidenta ejecutiva de la Caja.
Ambas instituciones tienen varios años enfrentadas porque la Supen desea fiscalizar el IVM, tal como hace con el régimen del Magisterio o el Poder Judicial.
Sin embargo, la Caja se apega a su autonomía institucional para rechazar cualquier tipo de revisión.
Para determinar la situación real del IVM será realizado un nuevo análisis actuarial.
El estudio será efectuado por la Caja, la Supen y expertos de la Universidad de Costa Rica y estaría listo el próximo año.
Las dificultades que enfrenta el régimen de pensiones tiene una relación directa con la disminución de la cantidad de trabajadores que cotizan.
En los últimos dos años el número de empleados activos por pensionado bajó de nueve a siete.
Este es un efecto de la crisis global porque entre 2007 y 2009 hubo un decrecimiento en el empleo, lo cual reduce los montos cotizados.
Además el número de trabajadores independientes creció un 55% en los últimos cinco años. Esta situación afecta las finanzas de la Caja porque una de las características es que reportan un salario menor.
Otro factor adverso al Seguro Social es que con las personas independientes solo estas cotizan al seguro, no hay patrono.
El aporte de un trabajador por cuenta propia a la Caja es de un 10% del salario reportado, mientras que para un empleado ordinario el aporte es de un 16%.
La bajada en las tasas de interés afectó el rendimiento de los fondos del IVM invertidos a corto y mediano plazo.
La variación del dólar también afectó las finanzas de la entidad, ya que por diferencial cambiario perdió $54 millones en los últimos dos años.
La alta morosidad del sistema tampoco colabora en su sostenibilidad.
Por cuotas obrero-patronales hay una deuda que ascendía a más de ¢137 mil millones en 2010, lo que equivale a un 10% de los activos del régimen.
La dificultad es que gran parte de estos recursos son incobrables, dado que son de empresas que solo existen en el papel.
El Estado tiene parte de la culpa, pues su deuda para este mismo periodo era de ¢33 mil millones.
La caída en la tasa de natalidad tendrá un peso fundamental en la sostenibilidad del régimen.
En los próximos 50 años el número de personas en edad para pensionarse será cuatro veces mayor a la actual, según un estimado del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC).
A 2010, un 6% de la población tenía 65 años o más; mientras que para 2060 será un 25%.
Las únicas soluciones que han sido propuestas para resolver la grave situación del IVM son bastante hostiles al bolsillo de los cotizantes.
La principal es un aumento en el aporte obrero-patronal que actualmente es de un 16%. Todavía no hay una propuesta concreta.
Otra es aumentar la edad y las cuotas para jubilarse, pasar de los actuales 63 años a los 65, e incluso los 67 años, como hicieron recientemente algunos países europeos.
La última opción es disminuir el monto de las pensiones, pues algunas personas reciben sumas altas por los regímenes privilegiados a los cuales estaban sometidos.
“Tenemos que empezar a hablar de una solución ahora. Pero lo cierto es que las pensiones hay que darlas, solo que tenemos que decidir si queremos que sea el Gobierno o un sistema solidario y autosostenible como hasta ahora”, argumenta Pablo Sauma, quien fue miembro de la Comisión de Notables.
La salida para mantener la sostenibilidad del sistema es que la Caja recaude, durante cada año, el equivalente a un 1% de la producción nacional, cerca de ¢200 mil millones.
La respuesta llegaría posiblemente en 2012 cuando un nuevo estudio financiero del IVM determine qué hacer para solucionar el déficit que a futuro tendrá el régimen.
Oscar Rodríguez
orodriguez@larepublica.net
Colaboraron las periodistas Gabriela Masís y Carolina Acuña