Salud mental y liderazgo: el bienestar del equipo depende de la cabeza

En los últimos años, la salud mental ha pasado de ser un tema accesorio a una prioridad en muchas empresas. La pandemia fue sin duda un catalizador: exacerbó la ansiedad y el estrés, visibilizó el impacto del aislamiento, la sobrecarga digital y el desbalance entre lo personal y lo laboral. Desde entonces, diversas organizaciones han empezado a incorporar iniciativas para cuidar el bienestar de sus empleados. Sin embargo, en este esfuerzo por ofrecer apoyo, muchas veces se deja fuera a una figura clave: el líder.

Aunque se espera que los líderes sean promotores del bienestar y garanticen un buen clima laboral, pocas veces se les da el espacio para levantar la mano con tranquilidad sobre su propio bienestar o se les pregunta por el. ¿Cómo está su salud mental? ¿Qué herramientas tienen para lidiar con la presión? ¿Existe un espacio real para que también puedan expresar lo que sienten?

En la práctica, y esto lo vemos con frecuencia en nuestra empresa, muchos líderes enfrentan esta responsabilidad en soledad y no ven la visibilizaición como una alternativa. La cultura organizacional no siempre valida que quien lidera también necesita apoyo. Mostrar vulnerabilidad sigue siendo percibido en algunos sectores como un signo de debilidad, lo que dificulta aún más la posibilidad de pedir ayuda o hablar abiertamente sobre agotamiento, ansiedad o estrés.

Según el McKinsey Health Institute, los líderes que ignoran su propio bienestar emocional terminan replicando modelos de gestión basados en la reactividad y el agotamiento, afectando directamente la cultura de toda la organización.

Esto representa un riesgo no solo para la persona, sino también para la empresa. Un liderazgo sostenido desde el agotamiento, la ansiedad o la desconexión emocional puede tener efectos concretos en el rendimiento, la cohesión del equipo y el ambiente laboral. La salud mental de un equipo, en muchos casos, está directamente relacionada con la del líder que lo acompaña.

Por eso, desde la experiencia, considero que es fundamental incluir al liderazgo en las estrategias de bienestar corporativo y estimular su participación en estos espacios, lo que además representa un ejemplo y facilita que los programas sean “cascadeados” al resto de la organización. Algunas propuestas para comenzar son:

• Incluir espacios de reflexión sobre gestión de estrés y salud mental dentro de los juntas de dirección y los programas de liderazgo.

• Generar una cultura en la que sea posible hablar de salud mental sin juicios ni consecuencias negativas.

• Promover el autocuidado no como un acto individual, sino como una responsabilidad de liderazgo.

Cuidar a los lideres es hoy una necesidad estratégica.