San José se queda atrás en transporte
Danny Canales dannycanales.asesor@larepublica.net | Jueves 20 mayo, 2010
Mientras el país congela su plan de ordenamiento, los vecinos impulsan la construcción de un metro y renuevan autobuses
San José se queda atrás en transporte
Panamá gestiona inversión por arriba de los $1.400 millones, Guatemala invirtió $450 millones, El Salvador tramita crédito por $500 millones, ¿y Costa Rica qué?
Mientras las capitales vecinas apuran su proceso de modernización del transporte público, con el afán de mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos, en San José es poco el avance realizado en la última década.
En Panamá, el presidente Ricardo Martinelli en menos de un año de gestión, se apresta a licitar la construcción de un metro, renovar la flota de buses y redefinir las rutas.
La intención es que antes de 2014 la capital panameña pase de ser una de las más saturadas a la más avanzada en transporte público.
Para ello los canaleros se aprestan a invertir una suma por el orden de los $1.500 millones solo en su primera fase.
Guatemala no se queda atrás. A principio de año la Ciudad de Guatemala puso en marcha la transformación de su viejo sistema de autobuses.
Con el proyecto “transurbano”, la administración de Alvaro Colom no solo renovó 3.150 autobuses, sino que además creó rutas exclusivas para el transporte masivo.
El servicio es prestado por buses con el doble de capacidad, tipo acordeón, así como por unidades tradicionales para las rutas de menor demanda.
La seguridad de los conductores de buses es otro objetivo del “transurbano”, al disponer de un sistema de cobro prepago, que evita el uso de dinero en efectivo.
San Salvador, por su parte, apura un crédito de $500 millones para seguir los pasos de Guatemala.
La capital más pequeña centroamericana gestiona también la renovación de 3.500 de su vieja flota de autobuses por modernos y cómodos vehículos de la marca Marcopolo.
El Salvador gestiona la modernización del transporte con el apoyo del Gobierno de Brasil, el cual ofreció no solo los recursos sino además buenas condiciones de parte de la empresa fabricante de buses.
El propósito de Mauricio Funes, mandatario salvadoreño, es ofrecer más confort a sus paisanos y, a la vez, reducir la contaminación ambiental al sustituir los viejos autobuses.
Aunque con un plan un poco menos ambicioso, Nicaragua también hace el intento por darles un empujoncito hacia el desarrollo a sus medios de transporte.
Esa nación dispone hasta ahora de un crédito por $30 millones para sustituir 400 autobuses de las principales rutas que circulan por Managua.
En el caso de Honduras, valora por ahora la posibilidad de retirar los autobuses de la capital y en cambio utilizar busetas de menor tamaño que emplean menos espacio.
Los estudios estiman conveniente sustituir el 40% de la flota, que representarían unas 2.400 unidades.
Mientras eso hacen los vecinos, en Costa Rica han pasado 11 años desde que se prometió ordenar el sistema de autobuses y hasta ahora no hay ningún avance.
La promesa era reducir a nueve el número de rutas de buses que ingresan al centro de la capital para 2000, debido a que ese año se vencía la mayoría de concesiones de buses.
Sin embargo, diez años después siguen entrando las mismas 184 rutas al centro capitalino, lo que suma unos 1.500 autobuses cada 24 horas.
Hubo un intento en la administración pasada, con el proyecto interlíneas que pretendía abrir siete nuevas rutas periféricas, cuyo principal atractivo era que no ingresaban al centro de la capital. Sin embargo, fracasó por problemas legales.
Otro proyecto que quedó en promesa es la implementación de un moderno tren eléctrico, similar al de los países desarrollados.
El atraso en la modernización del transporte público condena a una alta cantidad de usuarios a viajar en buses con deficiente calidad y muy contaminantes.
Además, el alto número de buses que circula por la capital y que han tomado las calles céntricas como terminal incide en el aumento de las presas.
Al final fueron los conductores los que terminaron pagando la factura por el atraso del ordenamiento del transporte pues, sin ser los culpables, se les castigó con la restricción vehicular.
Danny Canales
dcanales@larepublica.net
San José se queda atrás en transporte
Panamá gestiona inversión por arriba de los $1.400 millones, Guatemala invirtió $450 millones, El Salvador tramita crédito por $500 millones, ¿y Costa Rica qué?
Mientras las capitales vecinas apuran su proceso de modernización del transporte público, con el afán de mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos, en San José es poco el avance realizado en la última década.
En Panamá, el presidente Ricardo Martinelli en menos de un año de gestión, se apresta a licitar la construcción de un metro, renovar la flota de buses y redefinir las rutas.
La intención es que antes de 2014 la capital panameña pase de ser una de las más saturadas a la más avanzada en transporte público.
Para ello los canaleros se aprestan a invertir una suma por el orden de los $1.500 millones solo en su primera fase.
Guatemala no se queda atrás. A principio de año la Ciudad de Guatemala puso en marcha la transformación de su viejo sistema de autobuses.
Con el proyecto “transurbano”, la administración de Alvaro Colom no solo renovó 3.150 autobuses, sino que además creó rutas exclusivas para el transporte masivo.
El servicio es prestado por buses con el doble de capacidad, tipo acordeón, así como por unidades tradicionales para las rutas de menor demanda.
La seguridad de los conductores de buses es otro objetivo del “transurbano”, al disponer de un sistema de cobro prepago, que evita el uso de dinero en efectivo.
San Salvador, por su parte, apura un crédito de $500 millones para seguir los pasos de Guatemala.
La capital más pequeña centroamericana gestiona también la renovación de 3.500 de su vieja flota de autobuses por modernos y cómodos vehículos de la marca Marcopolo.
El Salvador gestiona la modernización del transporte con el apoyo del Gobierno de Brasil, el cual ofreció no solo los recursos sino además buenas condiciones de parte de la empresa fabricante de buses.
El propósito de Mauricio Funes, mandatario salvadoreño, es ofrecer más confort a sus paisanos y, a la vez, reducir la contaminación ambiental al sustituir los viejos autobuses.
Aunque con un plan un poco menos ambicioso, Nicaragua también hace el intento por darles un empujoncito hacia el desarrollo a sus medios de transporte.
Esa nación dispone hasta ahora de un crédito por $30 millones para sustituir 400 autobuses de las principales rutas que circulan por Managua.
En el caso de Honduras, valora por ahora la posibilidad de retirar los autobuses de la capital y en cambio utilizar busetas de menor tamaño que emplean menos espacio.
Los estudios estiman conveniente sustituir el 40% de la flota, que representarían unas 2.400 unidades.
Mientras eso hacen los vecinos, en Costa Rica han pasado 11 años desde que se prometió ordenar el sistema de autobuses y hasta ahora no hay ningún avance.
La promesa era reducir a nueve el número de rutas de buses que ingresan al centro de la capital para 2000, debido a que ese año se vencía la mayoría de concesiones de buses.
Sin embargo, diez años después siguen entrando las mismas 184 rutas al centro capitalino, lo que suma unos 1.500 autobuses cada 24 horas.
Hubo un intento en la administración pasada, con el proyecto interlíneas que pretendía abrir siete nuevas rutas periféricas, cuyo principal atractivo era que no ingresaban al centro de la capital. Sin embargo, fracasó por problemas legales.
Otro proyecto que quedó en promesa es la implementación de un moderno tren eléctrico, similar al de los países desarrollados.
El atraso en la modernización del transporte público condena a una alta cantidad de usuarios a viajar en buses con deficiente calidad y muy contaminantes.
Además, el alto número de buses que circula por la capital y que han tomado las calles céntricas como terminal incide en el aumento de las presas.
Al final fueron los conductores los que terminaron pagando la factura por el atraso del ordenamiento del transporte pues, sin ser los culpables, se les castigó con la restricción vehicular.
El principal avance hasta ahora es la rehabilitación del viejo tren de combustible que atiende a los viajeros entre Pavas y San Pedro desde 2005 y más recientemente entre Heredia y la capital.
Danny Canales
dcanales@larepublica.net