Saprissa liberó sus fantasmas
Luis Fernado Rojas lrojas@larepublica.net | Lunes 12 mayo, 2014
Saprissa liberó sus fantasmas
González le dio jaque mate al estratega Ramírez y entregó la cabeza del León en bandeja de plata
El saprissismo, acostumbrado a sufrir, por fin vivió su gran noche; y el liguismo, acostumbrado a celebrar, probó la amarga hiel.
Del juego, no mucho que decir. La cancha no se prestaba para arriesgar; la Liga salió a matar la ansiedad morada: 1, 2, 3, 4, 5…, iba la cuenta desde la gradería cada vez que Patrick Pemberton tomaba el balón y atrasaba su saque a la guerra. Saprissa buscó abrir la cancha; Adolfo Machado y Heiner Mora por las laterales intentaron infiltrarse, Arauz puso picante a la delantera, mientras Guzmán, Tejeda y Russel hicieron el trabajo en la media cancha.
La Liga esperó con laterales quietos porque los Salvatierra, Soto y Matarrita, en estas instancias finales no entraron en los planes de Ramírez.
Al 14’ la torta de McDonald. Definitivamente el peor enemigo de este jugador son sus manos, que en ocasiones lo convierten más en gladiador que futbolista; pega a Guzmán, roja directa y los planes de Ramírez al cesto. Aun así, hasta el minuto 25 se produjo el primer remate peligroso del partido, de Colindres y que Pemberton desvía.
Veinticuatro minutos después de la expulsión de McDonald, González toma la decisión de sacrificar a David Guzmán, sumando a David Ramírez en la ofensiva y en busca de abrir el cerrojo, y un minuto después, sin que la variante tuviese vela en el entierro, llega el gol del campeonato.
Por la banda izquierda Colindres domina un balón, lo pone a Heiner, quien centra de zurda y a la cabeza de Arauz, la intervención de Pemberton no es efectiva, quizá incompleta ante una pelota que iba al centro, pero que termina en la red manuda sentenciando la final.
Después de eso la Liga fue buenos deseos, pero solo un remate realmente de peligro en la segunda parte, que sacó Venegas y que sacó Danny Carvajal en lo que fue su mejor y única acción de real peligro en el partido.
Los morados tuvieron para aumentar; Saucedo y Arauz, en una misma jugada, se comieron una increíble, a marco desguarnecido; Pemberton desvió otra y el travesaño un par, pero la suerte estaba echada; Tibás retumbó y la cueva explotó porque el “monstruo” está de vuelta.
Luis Rojas
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