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COLUMNISTAS


Se silenciaron los defensores de Crucitas

Siany Villalobos sianyv@yahoo.com | Martes 18 diciembre, 2018


Últimamente la ciudadanía ha estado escuchando en reiteradas ocasiones y desde hace aproximadamente cuatro años y unos cuantos meses que en el país no se cometen actos de corrupción, ni de omisión, y los escándalos en la función pública que suceden actualmente, son clasificados simplemente como “errores”.

Esos errores precisamente le están constando muy caro al país y los descarnados ataques que otrora se escuchaban desde la Asamblea Legislativa y algunos sectores de la política nacional contra presuntas faltas a la ética en la función pública denotaban una verdadera intención, que había más interés en dañar personas, que en la convicción u objeto que simulaban defender.

No es fácil asimilar la furia y beligerancia con que defendían algunos que se hacían llamar ambientalistas y otros políticos, o más bien la mezcla de ambos, sobre el tema de Crucitas, dado que como costarricenses orgullosos de nuestro ambiente, biodiversidad y de ser un país que inspira al turismo por nuestras bellezas naturales, comprendíamos tal accionar y hasta lo apoyábamos, pero lo que hoy sucede en Cutris de San Carlos no es por ningún medio asimilable, ni entendible. ¿Qué pasó con los que defendían a ultranza la protección de nuestros recursos naturales, no se ven…, no se escuchan.

Luego de oír y leer en varios medios de circulación nacional y en el Plenario Legislativo la noticia sobre la destrucción ambiental, tala indiscriminada, el robo del oro al Estado, el cual es calculado en una suma muy alta, que en nada haría daño a las raquíticas finanzas o situación fiscal del país, a los problemas migratorios, violación de nuestro territorio nacional, a los problemas de salud y contaminación en la zona con el uso del mercurio, a la inseguridad ciudadana, donde ya se han cobrado vidas humanas, por enumerar algunos de los daños que se están generando por falta de una intervención adecuada y oportuna en la zona, donde se muestre la responsabilidad de nuestras autoridades.

Creen ustedes que a los costarricenses nos permitirían actuar de tal manera en otro país que no sea el nuestro, por tal motivo, no puedo callar y mucho menos ser cómplice de tal atrocidad y vuelvo a la pregunta, ¿quién es el responsable para detener este atropello al país?

En el pasado cercano esto era intolerable en Costa Rica, ¿ahora qué? Será que depende mucho de la figura política contra quien actuemos, o no hay ningún botín electoral a la vista para alzar la voz y que esto me genere réditos. ¿Será que perdimos nuestras convicciones y concienciación ambiental? O peor aún, estamos actuando con una falsa o doble moral.

Estoy convencida de que existe una gran irresponsabilidad en el tema y que está saliendo más dañina la medicina que la enfermedad, basta solo con leer el informe elaborado por la Dirección de Geología y Minas del MINAE: “Avance Sobre las Inspecciones de campo y la Valoración Económica de lo Sustraído al Estado por concepto de Aprovechamiento de los Recursos Minerales Extracción de Oro, sin concesión minera en el sector de Crucitas”, DGM-CMRHN-11-2018 de 14 de marzo de 2018, en la que realizaron seis inspecciones, con los siguientes hallazgos: se constata, actividad ilícita en sector con niveles masivos, “el avance lateral de la actividad minera, con invasión no solo de los cauces, sino con penetración importante de las márgenes”, “presencia de residuos de mercurio dentro de recipientes plásticos, tipo balde; ubicados hacia las márgenes de las áreas intervenidas”, entre otros.

No queríamos minería a cielo abierto de forma regulada con beneficios económicos para las finanzas públicas, pero igual da ahora, nada pasa si se hace de manera ilegal, irresponsable, descontrolada con daños enormes al ambiente y con beneficios para unos cuantos privados y extranjeros que sustraen al país, cuando les place.

Costarricenses no aflojemos sigamos defendiendo nuestro medio ambiente, exijamos acciones inmediatas y responsables del Gobierno, no nos convirtamos con nuestro silencio en cómplices. 



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