Selecciones nacionales se derrumban y nadie se va

bEl mundo sería muy diferente, si tuviera como presidentes de la República, de la FIFA y de las federaciones de fútbol a personas con la humildad y los valores que adornan a don José “Pepe” Mujica, expresidente de Uruguay, personaje carismático admirado en todo el universo.

El día que tomó posesión como Mandatario, enfatizó en su discurso lo relevante y prioritario que significa la educación para un pueblo.

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Dijo don Pepé: “hay que invertir en educación. Primero en educación; segundo en educación y tercero en educación”.

Y agregó: “un pueblo educado tiene las mejores opciones en la vida y es muy difícil que lo engañen los corruptos y los mentirosos”.

En nuestro país, cuando la liberación femenina destruyó a la familia y a los estudiantes se les facilitaron las tareas para graduarse con el mínimo esfuerzo, Costa Rica perdió la base del edificio donde por muchos años la convirtió en un país modelo, educado y repleto de valores.

La gradería de sol de don Beto Cañas, se apoderó de gobierno, instituciones, colegios, familias, medios de comunicación y también de los altos mandos dirigenciales del fútbol nacional.

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Con el nefasto aporte de las redes sociales y otras plataformas digitales, la otrra bien llamada “Suiza de América”, fue inundada por el irrespeto, la corrupción, la mediocridad, la falta de valores, de ética, de moral y lo liviano, lo “light”, el periodismo sin contenido, las “influencers” y el “only fans”, derrotaron por goleada a lo primordial.

Nos olvidamos de Dios y el país se nos fue de las manos.

Soy fanático de Pepe Mujica, pero admiro y respeto a un Ministro de Transportes francés del que olvido su nombre.

Hace muchos años, estando él en su oficina en París, se enteró que en un pueblito lejano se derrumbó un viejo puente por falta de mantenimiento y en el accidente fallecieron unas personas. Inmediatamente presentó su renuncia irrevocable y viajó al lugar del suceso a acompañar y respaldar a las víctimas.

En Costa Rica se caen los puentes, pero también se caen y se derrumban las selecciones nacionales de fútbol, repletas de fracasos en las eliminatorias mundialistas, pero nadie renuncia.

Los responsables de estas tragedias futbolísticas, evaden responsabilidades, se aferran a sus puestos, justifican las derrotas, desde luego porque de un José Mujica, simple y llanamente no tienen absolutamente nada en común.

gpandolfo@larepublica.net