¿Seremos adictos a las energías caras en Costa Rica?
Roberto Dobles roberto.dobles@gmail.com | Lunes 25 febrero, 2019
La evolución de los precios nacionales de la energía induce a pensar que el país ha caído en una adicción a la energía cara de la cual no quiere salir porque no se están atacando las verdaderas causas.
Y como ocurre con toda adicción, existen consecuencias. En el caso de la energía cara, la situación es muy seria porque se trata de un bien económico esencial para impulsar la reactivación económica y el desarrollo y para mejorar la prosperidad y la calidad de vida de la población.
Las condiciones en que se suministra la energía en un país (costos, calidad, seguridad de abastecimiento, etc.) fortalecen o deterioran su desarrollo según el caso.
En el mundo se ha entendido muy bien el vínculo que existe entre la energía y la prosperidad, razón por la cual muchos países han venido reduciendo los costos de la energía para potenciar su desarrollo, su prosperidad y la calidad de vida de sus habitantes.
En el mundo se ha entendido asimismo que la transición energética (que además de ambiental es también económica y tecnológica) no puede darse con fuentes de energía de alto costo porque abaten el desarrollo y la prosperidad y que más bien debe darse con fuentes de energía que sean simultáneamente de bajo costo, alta calidad y bajas emisiones al ambiente para que impulsen el desarrollo y el bienestar.
En varias columnas anteriores he señalado la continua pérdida de competitividad energética que está afectando al país como parte de la adicción a las energías caras que existe en el país.
Las tarifas eléctricas siguen creciendo en una espiral sin freno. En enero pasado se dio un nuevo aumento en las altas tarifas que existen y ya tenemos nuevas solicitudes de aumentos adicionales haciendo fila en la Aresep.
El sector productivo ha venido mostrando su gran preocupación sobre este tema en múltiples ocasiones. El jueves pasado varios representantes de este sector manifestaron de nuevo su inconformidad con los continuos aumentos en los precios de la energía y señalaron lo siguiente:
• Presidente de la Cámara de Industrias: “Con un aumento adicional a las tarifas eléctricas será imposible que las empresas sean más productivas, reactiven la economía del país y contraten más trabajadores de esos 230 mil costarricenses que no encuentran empleo. A este ritmo de aumentos, en menos de cuatro años volverían a duplicarse las tarifas en Costa Rica, algo inaceptable para los consumidores”.
• Presidenta de la Cámara de Comercio: “Con este incremento estaríamos alejando aún más a los inversionistas hacia otros mercados con tarifas más competitivas. Nuestro país necesita… precios que les permitan a las empresas competir con el resto del mundo”.
Los precios de los combustibles derivados de petróleo importados son también altos en el país. En una columna anterior había señalado que, entre otras cosas, un estudio realizado como parte del proceso de adhesión de Costa Rica a la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) fue claro en señalar que varias de las condiciones del suministro nacional de combustibles derivados de petróleo “le cuestan a Costa Rica un pago adicional correspondiente a 1,35 puntos porcentuales de su producto interno bruto (PIB), es decir, casi ¢500.000 millones anuales actualizados al 2019”.
No solamente la energía importada que consumimos (derivados de petróleo), y que representa casi las dos terceras partes del consumo nacional, es más cara que en muchos otros países, sino que la energía nacional que producimos (electricidad) es todavía más cara en términos energéticos que los derivados de petróleo que importamos masivamente.
Como era de esperarse, esta situación está conduciendo al país hacia un mayor crecimiento en el consumo de derivados de petróleo importados en detrimento de la energía nacional producida con energías renovables.
En una columna que publiqué en octubre pasado había señalado que mientras que el consumo de electricidad producida con energías renovables nacionales creció un 3,88% entre 2015 y 2017 (todavía no hay datos para 2018), el consumo de derivados de petróleo creció un 9,74% en ese mismo periodo. Esto representa un crecimiento 2,51 veces mayor que el crecimiento de la electricidad producida con fuentes renovables nacionales.
Los costos mucho más altos de la energía nacional son una de las razones por las que el consumo nacional de derivados de petróleo importados está creciendo mucho más rápido.
Son igualmente una de las razones por las que el consumo petrolero nacional está creciendo también mucho más rápido que el consumo petrolero mundial.
Entre 2015 y 2017 el consumo petrolero mundial creció un 3,7%, mientras que en Costa Rica creció el 9,74%. O sea, el crecimiento de la demanda nacional de derivados de petróleo fue 2,63 veces superior al crecimiento promedio de la demanda petrolera mundial en este periodo, lo cual refleja la falta de transición energética que tiene el sector energético nacional.
Los efectos negativos de la adicción del país a la energía cara se ven más claramente cuando analizamos la evolución del consumo de energía en los principales sectores de la economía nacional. Para este análisis sectorial se utilizan los datos disponibles hasta 2017 ya que todavía no hay datos para 2018.
1. Sector residencial. Por su naturaleza misma, el consumo de energía en el sector residencial debiera estar ampliamente dominado por la electricidad renovable nacional. Pero los estudios demuestran que la realidad no es así.
Entre 2014 y 2017 el consumo de electricidad generada con fuentes renovables nacionales de energía en este sector creció un 7,4%, mientras que en ese mismo periodo el consumo de GLP (Gas Licuado de Petróleo) importado creció un 19,8% (casi tres veces más que la electricidad). Por lo tanto, el GLP está desplazando a la cara electricidad nacional en la matriz energética de este sector.
El alto crecimiento del consumo de GLP en este sector está siendo impulsado principalmente por la sustitución de electricidad por GLP en la cocción. De acuerdo con datos del ICE, el GLP ha venido desplazando rápidamente a la electricidad. La participación del consumo de GLP en la cocción de alimentos ha venido creciendo para ubicarse en 2015 (último dato disponible) en un 42%, mientras que la participación de la electricidad se ha venido reduciendo para llegar al 52% en este año.
El VII Plan Nacional de Energía 2015-2030 reconoce esta situación al indicar que no solamente el crecimiento del consumo eléctrico ha sido muy bajo en los últimos seis años, sino que también “el gas licuado de petróleo (GLP) ha mantenido un crecimiento sostenido desde su incorporación en la matriz energética”. Se señala además que “sus principales usos son domésticos para la cocción de alimentos y procesos productivos”.
Al igual que ocurre en todos los sectores de la economía nacional, la razón principal de la creciente participación de energía no renovable importada en el sector residencial (GLP) es el alto y creciente precio de la electricidad.
Lo anterior a pesar de que el GLP, como todos los otros derivados de petróleo, está sujeto a una carga tributaria mucho mayor que la electricidad nacional, tanto en Costa Rica (impuesto a los combustibles, patentes municipales, impuesto de renta que pagan Recope y otras empresas distribuidoras, etc.) como en los países donde se produce (impuestos de producción, regalías, impuestos de renta, etc.).
2. Sector comercial y servicios. Al igual que en el sector residencial, por su naturaleza misma, el consumo de energía en el sector comercial y servicios debiera estar ampliamente dominado por la electricidad. Pero la realidad de este sector en el país no es así.
Entre 2014 y 2017 el consumo de electricidad generada con fuentes renovables nacionales de energía en este sector creció un 6,87%, mientras que en ese mismo periodo el consumo de GLP (Gas Licuado de Petróleo) importado creció un 32,27% (cuatro veces y media más que la electricidad). Por lo tanto, el GLP no renovable e importado está desplazando a la electricidad en la matriz energética de este sector.
3. Sector agropecuario. Entre 2014 y 2017 el consumo de electricidad generada con fuentes renovables nacionales de energía en este sector creció un 9,5%, mientras que en ese mismo periodo el consumo de derivados de petróleo importados creció mucho más rápido: diésel un 20,1%, gasolina un 11,1%, av gas un 209,4%. Por lo tanto, los derivados de petróleo importados están aumentando su participación en la matriz energética de este sector.
4. Sector industrial. Entre 2014 y 2017 el consumo de electricidad generada con fuentes renovables nacionales de energía en este sector creció en un 9,0%, mientras que en ese mismo periodo el consumo de derivados de petróleo importados creció mucho más rápido: diésel un 21,1%, GLP un 17,4% y coque de petróleo 15,1%. Por lo tanto, a excepción del búnker que creció un 2,7%, todos los derivados de petróleo importados que se consumen en este sector están aumentando rápidamente su participación en la matriz energética de este sector.
5. Sector transporte. Entre 2014 y 2017 el consumo de electricidad generada con fuentes renovables nacionales de energía en este sector fue prácticamente nulo, mientras que en ese mismo periodo el consumo de derivados de petróleo importados creció muy rápido: diésel un 13,2%, gasolina un 19,7%, jet fuel un 21,8% y GLP un 9,5%. Por lo tanto, los derivados de petróleo importados están aumentando su participación en la matriz energética de este sector.
6. Sector Construcción y Otros. Entre 2014 y 2017 el consumo de electricidad generada con fuentes renovables nacionales de energía en este sector creció un 8,1%, mientras que en ese mismo periodo el consumo de derivados de petróleo importados creció un 18,5%. Por lo tanto, los derivados de petróleo importados están aumentando su participación en la matriz energética de este sector.
Una de las conclusiones sobre toda esta situación es que sin atacar las causas del problema no se pueden reducir los altos y crecientes costos de la energía y no se puede impulsar la transición energética. Entre estas causas se encuentran la no reforma del sector energía y la no introducción de las nuevas fuentes de energía que simultáneamente están liderando en el mundo la reducción de los costos, la transición energética y la reducción de las emisiones al ambiente.
De esta manera, una de las tareas estratégicas claves y urgentes que tiene el país para fortalecer su crecimiento económico y mejorar su prosperidad económica y social es resolver la seria adicción nacional a los altos y crecientes costos de la energía.
Es imprescindible reducir los costos energéticos y llevarlos a los niveles de competitividad internacional.
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