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Sinceramente

Emilio Bruce ebjreproduccion@gmail.com | Viernes 13 junio, 2014


Una huelga en la que unos no recibieron salario y otros recibieron menos de lo debido, generó la sospecha de que el mal está tremendamente extendido


Sinceramente

La huelga de los maestros, que comentáramos la semana pasada celebrando descubrir los dineros pagados de más a algunos maestros, y los dineros pagados a personas que no debieron pagárseles, nos generó además rebotes y otros descubrimientos.
Ha surgido la impresión general en la comunidad que si este fenómeno de desorden en las planillas en el MEP surgió y ha existido por largo tiempo, no hay razón para que no haya sido un mal extendido en otros ministerios con empleomanía numerosa.
Un tema surgido alrededor de este asunto de las planillas es el de los incentivos. Los incentivos por productividad son fundamentales, pero hay que revisar los que existen. Claro está para todos, el tema de la connivencia de algunos jerarcas, a la hora de negociar con los trabajadores convenios y ventajas, que a ellos también les beneficia.
El tema salarial también afecta el tema de las pensiones. A mayores beneficios, a mayores salarios y privilegios, sobre todo en los grandes salarios, en la jerarquía del estado llegan a tener pensiones que son privilegiadas y prestaciones sociales que enriquecen, no que actúan como seguro de desempleo o complemento de la pensión.
Tal es el caso de los regímenes especiales. Y es que los jerarcas negociando se recetan y el rebote no solo es en su sueldo sino en sus pensiones y en sus prestaciones, cuando obligatoriamente en las instituciones y los Ministerios deben pagarse.
Pensiones de los regímenes especiales incluido el judicial que no tienen tope y la pensión se hereda completa a la viuda, comparadas con las pensiones otorgadas por el Régimen de Invalidez Vejez y Muerte de la CCSS presentan cuadros, montos y cálculos radicalmente diferentes.
Los regímenes especiales pesan sobre el presupuesto nacional de manera dura y regresiva. Pensiones sin límite, pensiones heredables, pensiones de país rico en un país con un 6% de déficit fiscal y un millón y cuarto de sus habitantes en la pobreza me ofenden.
O sea, una huelga en la que unos no recibieron salario y otros recibieron menos de lo debido, ha generado el descubrimiento y la sospecha de que el mal está tremendamente extendido, de que los abusos no están solo en las planillas sino en los mecanismos automáticos para aumentar los salarios, y el mecanismo perverso que los encadena con las pensiones de Hacienda de algunos y sus prestaciones sociales a la hora de pensionarse.
Las sumas de que algunos hablan dejan palidecer los 27 mil millones que la Contraloría señalara como lo pagado de más en diez años en el MEP.
Gran satisfacción me causaron las palabras que escuché decir al diputado Ottón Solís cuando señaló que los políticos deben de conducirse como la madre pobre y sola que vela por la comida de sus hijos.
Que la madre no va a servirse la mejor porción para dejar a sus hijos hambrientos. La sobriedad debería regir de manera clara, en todo lo que a remuneración, pensiones de régimen especial, y prestaciones de centenares de millones se refiera.

Emilio Bruce

Profesor
ebruce@larepublica.net

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