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Soros: es hora de arriesgar

Pedro Oller poller@ollerabogados.com | Martes 31 marzo, 2009


Soros: es hora de arriesgar

Pedro Oller

Hace 14 años, estudiando en Estados Unidos, tuve la extraordinaria oportunidad de escuchar a George Soros en vivo. Húngaro de nacimiento, es uno de los inversionistas mundiales más ávidos y audaces, con particular éxito en la especulación y los mercados emergentes. Se le atribuyen además la financiación y organización de la Revolución de las Rosas en Georgia, antigua URSS, así como la financiación del movimiento Solidaridad en Polonia y la Carta 77 en la antigua Checoslovaquia.
Su discurso de entonces estaba enfocado en los fondos de cobertura (Hedge Funds en inglés) de los que es uno de sus precursores. Habló sobre su acometida en contra de la libra, solo dos años antes, y la correlación que esto había tenido con el llamado Efecto Tequila, producto de lo que calificó como una innecesaria intervención de la Reserva Federal de Estados Unidos en las tasas de interés.
Me enervaba un poco el atrevimiento de un individuo que hablaba, pausado pero fuerte, cual si su mano tuviera el peso suficiente para determinar mercados. Salí con ganas de leerlo, y lo he hecho a lo largo de esta década y media en casi una decena de libros que van desde sí mismo (Soros on Soros), a la globalización (2002), el abuso del poder estadounidense (2003) y el nuevo paradigma financiero (2008). La fuerza de sus argumentos es indiscutible.
Por eso el domingo, que me lo encontré de articulista en el diario español El País, lo seguí con detenimiento. Me alegró ver que no se ha distanciado de los mercados emergentes o, lo que denomina, las economías periféricas entendiendo por el centro a Estados Unidos y Europa Central. Bien dice que “Animado por la decisión de las autoridades financieras en el centro de la economía mundial de proteger sus instituciones, el capital huyó de la periferia”. Quienes hemos visitado Guanacaste recientemente, por citar un ejemplo, sabemos de lo que habla.
Por eso atisba lo crucial para la reunión del G-20 que tiene lugar esta semana: los del centro tienen que tomar medidas para asistirnos a los de la periferia en aras de que la economía global no se hunda. Para alguien que hizo un análisis crítico de la globalización, el pragmatismo frente a la realidad actual es sorprendente. ¡En especial para nosotros los chiquiticos! De América Latina al Sudeste Asiático, pasando por Africa y Europa del Este.
Sus sugerencias apuntan al sector privado y no gubernamental. El primer motivo es que, contrario a la Gran Depresión, esta crisis se ha afrontado con “proteccionismo en las finanzas por encima del comercio”. El segundo, es que este año nuestros países periféricos deben pagar $1,4 billones en créditos bancarios. La pregunta es ¿cómo hacerlo sin afectar las economías internas con el doble riesgo de la inflación y la recesión?
Su propuesta parte del FMI y supone emisión, con inflación, para poder sobrellevar la crisis. Requiere supervisión de los países del centro, que no están en condiciones de emitir dinero y el requerir a los países periféricos amortizar cuando la economía mundial vuelva a recalentarse.
Me declaro sorosiano y no keynesiano, como apuestan al unísono nuestros entendidos. No siendo uno de ellos y claro de que Soros no tiene la verdad absoluta, pero convencido de su enorme capacidad de visión y de propuestas a partir de estas termino esperando que para verdades el tiempo.

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