Tácticamente la Liga sorprendió al Real España
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Jueves 06 octubre, 2022
Los viejos del barrio nos remontamos a las décadas 50-60, cuando los equipos de Costa Rica viajaban a Guatemala, El Salvador y Honduras a romper cordeles a diestra y siniestra.
Herediano, Saprissa, Alajuelense y otros clubes de nuestro campeonato, enfrentaban a los equipos tradicionales de esas naciones y por estos lares solo preguntábamos: ¿cuántos les metimos?
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La goleada del Alajuelense 3-0 al Real España, para nada asimilada por el insolente técnico argentino de los catrachos, Héctor Vargas, se convirtió en un marcador inusual en estos tiempos, donde en muchos aspectos se volcó la tortilla, dado que los clubes tradicionales centroamericanos empezaron a derribar a los nuestros. Incluso, la víctima del León, acaba de cortarle la cabeza al Cartaginés y al Herediano, antes de sucumbir tan aparatosamente en la semifinal de la Liga Concacaf, que ahora se le puso contra las cuerdas.
Le será muy difícil a los hondureños, quitarse ese 3-0 de encima en el juego de vuelta el próximo martes en La Catedral.
Tácticamente se presentó una decisión clave y determinante del técnico del Alajuelense Fabián Coito, para ganar cómodamente el juego. Fue, alinear a tres volantes centrales: Celso Borges, Alex López y José Miguel Cubero, que impusieron clase, pierna, talento y jerarquía, moviéndose delante de la línea de cuatro defensores: Smith, Pipo, Gamboa y David y explotando la velocidad de las puntas abiertas: Carlos Mora y Freddy Góndola, unido al talento y sobriedad de Johan Venegas.
Alajuelense formó un 4-3-3 sólido, inteligente y con un concepto claro de cómo se tenía que jugar el partido.
Leonel Moreira estuvo soberbio en el marco y hasta gestó el 2-0, con un saque largo que se tragó el defensor Franklin Flores y permitió el gol de Venegas.
Lo otro, el punto táctico clave, fue saltarse el medio campo y cambiar la construcción de juego, que es lo que hacen Bryan Ruiz y Aaron Suárez por ejemplo, por el pase largo y los filtros verticales y rasantes a la zona ofensiva de la formación.
Coito sabía que el pique, la velocidad y el juego desafiante y encarador de Mora y Góndola le haría mucho daño a la defensa anfitriona y que Venegas sería un dolor de cabeza, si recibía balones con ventaja y espacio.
Dicho y hecho: la planificación del juego se cumplió de maravillas y con ese 3-0, el León agarró rostro de finalista.
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