Toros y guerreros: par de intrusos de sumo cuidado
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Viernes 26 abril, 2019
¡Intrusos!
¡Invasores!
¡Precaristas!
Se metieron en territorio ajeno y levantaron sus propios ranchos. Ocuparon parcelas destinadas para los inquilinos tradicionales.
Modificaron el escenario.
Y no es la primera ocasión que lo logran; se están habituando a ese comportamiento que rompe los esquemas históricos, entonces Pérez Zeledón, flecha en mano y sangre guerrera, gana el título de campeón del fútbol nacional en el Clausura 2017 y hoy los Toros del Norte embisten rivales, los lanzan al ruedo y los expulsan del redondel de las semifinales.
Pérez Zeledón y San Carlos son semifinalistas; son dos equipos que juegan un fútbol algo diferente, en parte porque José Giacone, técnico guerrero, gusta del 5-4-1, mientras que Luis Antonio Marín, estratega norteño, se apunta al típico 4-4-2.
Los intrusos cuentan con dos porteros de alto nivel: Bryan Segura y Marco Madrigal.
La línea de cuatro de los Toros la forman Reggy Rivera, Aarón Salazar, Rudy Dawson y José David Sánchez, con un par de candados delante de ellos: Carlos Acosta y Christian Martínez.
Los generaleños se atrincheran con tres en el fondo, Monguío, Keylor Soto y Dennis Castillo, y juega con los carrileros Jorge Ramírez y Mauricio Núñez. Su candado en cintura es Luis Carlos Barrantes.
En la medular, zona de gestación, los dos “invasores” están repletos de talento y sus técnicos pueden escoger para todos sus gustos.
Repasen el lujo para Marín: Osvaldo Rodríguez, Esteban Ramírez, Roberto Córdoba y Diego Madrigal. Giacone dispone de Rafa Rodríguez, José Sánchez, Jaikel Venegas, Javier Liendo y Pablo Azcurra.
Y, para “volar metralla”, los guerreros cuentan con Cazal, Mitchell, Wright, Francis y Elizondo y los Toros con el emblemático Álvaro Saborío, más Marco Mena, Alberth Villalobos, Chente Solís y Chirino.
Pérez Zeledón es un equipo más resultadista, juega con mucha inteligencia táctica, espera, se concentra y contraataca. “Abusa” del gol en bola muerta.
San Carlos se parece mucho a Herediano: es explosivo, ataca por los flancos, abre la cancha y gusta de centrar a receptores bien definidos en el centro de su ataque.
Los dos equipos juegan con un delantero más en punta (Cazal-Saborío) y otro unido en su espalda (Wright-Villalobos), tres de ellos altos, potentes físicamente, mientras que Alberth Villalobos es un atacante inquieto, movedizo, de buen remate, que le abre el predio a Sabo para sus hazañas.
gpandolfo@larepublica.net
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