Trabajos del futuro
Eric Briones Briones redaccion@larepublica.net | Miércoles 09 marzo, 2022
Con la implementación y avance a todo galope de la ciencia, de la tecnología, de las plataformas digitales (deslocalización de los puestos de trabajo), del teletrabajo (acelerada por el Covid-19), de las big data, nanotecnología, impresiones 3 D, interconectividad mundial en tiempo real, se está provocando, una revolución ya no industrial (como la de hace 3 siglos, sostenida por el vapor, calor, turbinas, electricidad, etc.), sino la llamada cuarta revolución tecnológica 4.0 (robótica e inteligencia artificial), la cual al igual que la anterior, va a traer consigo nuevos paradigmas, dentro de las relaciones laborales, del presente y futuro no muy lejano. Esto nos debe alertar (y no alarmar), con el fin de hacer los cambios sociales pertinentes, generándolos desde la enseñanza de los padres a sus hijos, mediante la educación formal y la promulgación de las políticas públicas/legales.
Claro, que como se entenderá, esto conlleva a una transformación del campo humano y específicamente en el laboral (lo cual trae aparejado cambios educativos, con profesiones que se enrumben más a la programación, sin obviar el desarrollo de las disciplinas destinadas a la interacción humana y su empatía) en vista de que trabajos que hoy se realizan comúnmente, en el futuro, van a quedar en el olvido, como sucedió con el puesto de ascensorista, cartero, cochero, pagador de giros gubernamentales, controlador de los medidores de servicios públicos, etc. Dentro de esta temática, recientemente se publicó, la existencia de los actuales empleos, que pronto podrían desaparecer, entre ellos, destacan: Conductores de servicios públicos ( merced a que hoy los vehículos están siendo cada vez más autónomos, mediante la utilización de “radares LiDAR, visión artificial, GPS y big data”); los dependientes de comercio (merced a las compras por internet); los vendedores de libros físicos (merced al auge del libro digital y las descargas de distintos buscadores por internet); empleados de apoyo administrativo (merced a los programas informáticos como Microsoft Office y de gestión del trabajo); Intérpretes y traductores (merced a los sistemas de traducción automática simultaneas, por ejemplo, real time voice translation); meseros y pisteros (merced a la automatización y la robótica) y muchos otros más, que en poco tiempo, se irán viendo (https://www.elcorreo.com/tecnologia/empresas/puestos-trabajo-despareceran-20211110130301-nt.html).
En este sentido, señala el periodista Andrés Oppenheimer, en su libro: ¡Sálvese quien pueda!”, que dentro de esta nueva realidad desbocada, hay 2 bandos, los tecnooptimistas y los tecnopesimistas, los primeros consideran dentro del ámbito laboral, que la entrada de las tecnologías, va a ir posicionando al Ser Humano, la mitigación de las actuales cargas de trabajo, que se tienen conforme a los parámetros que hoy, se poseen dentro del ámbito de las relaciones laborales, lo cual va a permitir, mayor ocio y readaptación a nuevas tareas de desenvolvimiento personal y familiar, por parte de la persona trabajadora. Por el contrario, los segundos, ven con mucha frustración y desesperación, la desbandada tecnológica, pues consideran, que ello va a conllevar una traumática disfunción mundial, dentro del ámbito del trabajo, al quedar cesante la mano de obra humana, por la sustitución por ejemplo, de máquinas inteligentes.
Con independencia de esas posiciones, lo importante, es como patronos/trabajadores, es estar conscientes de este fenómeno imparable, debiendo hacerse un equilibrio del mismo y sacándose provecho en pro de la humanidad. Además, es oportuno, pensar como país, acerca de las transformaciones del mercado laboral, pero dentro de un marco de equidad y proactividad, sin obviar, los principios heredados, que han ayudado a mantener sabiamente, un cierto equilibrio social y sostenimiento de la producción, lo cual, se ha traducido en un marco de paz social, a nivel general, dentro de la población costarricense.
Como se puede apreciar, no todo es caótico, pues aquí lo importante, es ser conscientes y prepararse, creando dentro de las casas de enseñanza, futuros trabajadores especializados y con habilidades individuales, como la inteligencia emocional, la empatía, la adaptabilidad al cambio, la diversificación, creatividad, el compromiso de trabajo en equipo y ante todo la originalidad. Así, la persona trabajadora debe ser interdisciplinaria, dentro de sus especialidades. De allí, que sea importante, revisar y adaptar a las nuevas condiciones, la parte laboral, en pro de hacerla más dable en cuanto al desarrollo de la persona de manera integral, dentro de un contexto más elástico, permisivo, en cuanto a jornadas, horarios, descansos, presencialidad, controles, etc; y no solo propugnar por una desmedida sobreproducción y sobreganancia, para unos cuantos. Es decir, todo debe ir en equilibrio, entre tecnología, producción y lo socio/laboral; lo que no se vale, es obtener provecho solo para uno de los rubros, dejando en el olvido los otros, en franca inequidad.