“Tratado sobre Armas es un legado a la humanidad”
Esteban Arrieta earrieta@larepublica.net | Lunes 08 abril, 2013
Entrevista exclusiva
Los sueños no son imposibles: Óscar Arias
“Tratado sobre Armas es un legado a la humanidad”
Expresidente pide a Congreso convertir a Costa Rica en el primer país en aprobarlo
Casi tres décadas después de iniciar una quijotada, el expresidente Óscar Arias demuestra que es válido soñar por ideales. Hace una semana, 154 países aprobaron en el seno de la ONU, el Tratado sobre Comercio de Armas.
Esa iniciativa, que se empezó a gestar en la mente de Arias como consecuencia de la guerra en Centroamérica, limitará el tráfico de armamento en todo el mundo dentro de poco, y así, millones de personas lograrán salvar sus vidas de genocidas étnicos y “tiranos”.
Han pasado ya siete días y al hablar sobre la dimensión del acuerdo internacional, la voz del exmandatario y Premio Nobel de la Paz se entrecorta.
¿Cómo surge la idea de aprobar este tratado?
La primera preocupación que tuve sobre el tráfico legal e ilegal de armas, se dio cuando llegué al gobierno en 1986. El flujo de armas a Centroamérica era enorme y las dos superportencias proveían las armas a los centroamericanos y nosotros proveímos los muertos.
Entonces pensé, si en Centroamérica era fácil enviar armas legales e ilegales, pues más fácil era todavía en otras partes del mundo donde los conflictos eran incluso mayores.
Por eso, desde entonces uno de los temas importantes de la Fundación Arias para la Paz es luchar por la desmilitarización de los países.
En 1997 invité a varios premios Nobel de la Paz para una reunión en Nueva York, para que pudiéramos conocer un borrador sobre un código de ética que después se convirtió en un tratado de armas, apoyado por organismos no gubernamentales.
¿Se convirtió este tratado en el principal proyecto del servicio exterior de Costa Rica durante su segundo mandato?
En 2006, cuando volví al gobierno, les manifesté al canciller Bruno Stagno y a mi embajador en la ONU, Jorge Urbina, que el Tratado sobre Comercio de Armas, debería ser la prioridad de mi política exterior y fue entonces, cuando Bruno me dijo: “Presidente, es indispensable buscar un asiento en el Consejo de Seguridad para impulsarlo desde ahí”, por eso, buscamos el apoyo para lograr ese asiento en ese foro de la ONU, el cual logramos ganar.
En una reunión sobre el desarme nuclear, yo aproveché para pedirles el voto a los líderes del mundo para que se aprobara el Tratado, lo hice, viendo a los ojos a Obama y a otros grandes líderes, todos ellos, los mayores vendedores de armas en el mundo.
¿De qué forma se puede dimensionar la importancia de este tratado?
El Plan de Paz fue muy importante porque pacificamos Centroamérica y el premio Nobel fue un reconocimiento a esa lucha de mi gobierno, pero esto es para el mundo entero.
Es un gran legado para la humanidad, que debe tener en cuenta que el mercado mundial anual de armas es de alrededor de $70 mil millones, dinero que podría ser bien usado en cosas importantes, como mejorar la salud, la educación, la vivienda, la protección del medio ambiente y el combate de las enfermedades.
¿Creyó en algún momento que no se lograría?
Francamente no creí que iba a ver la aprobación de este tratado en vida, quizá por eso me ha conmovido tanto y me ha sacado las lágrimas.
¿De qué forma se puede interpretar que 154 países respaldaran la propuesta y que solo tres naciones se opusieran?
Los embajadores de esos 154 países deben haber recordado el adagio que dice: “Dime con quién andas y te diré quién eres” y eso hizo que no quisieran andar al lado de Corea del Norte, Irán y Siria, quienes se opusieron.
¿Es la aprobación de este Tratado una invitación a soñar con un mundo más civilizado, un mundo sin armas?
Con perseverancia, diálogo y buenos argumentos se pueden lograr causas complejas. Lo que ha pasado, es una invitación a soñar, es una apuesta por la vida y no por la muerte.
¿Qué viene para Óscar Arias?
Me encantaría que fuera Costa Rica el primer país en ratificarlo. Eso sería un ejemplo para el resto del mundo.
Esteban Arrieta
earrieta@larepublica.net