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Ubicarse

Pedro Oller poller@ollerabogados.com | Martes 01 noviembre, 2011



Ubicarse


Con el gobierno de Don Abel, tomé una decisión como columnista: ya basta de pegarle al muerto. Empecé a escribir de otras cosas. Ya no importaba mi opinión, el barco iba sin rumbo y la crítica contribuía a su eventual hundimiento. Hacerme partícipe de semejante desmadre me castigaba como costarricense, también al espacio que gentilmente me ceden en LA REPUBLICA.
Cuando ha tomado importancia periodística el tema de algún cliente mío o del bufete que dirijo, guardo la misma discreción y distancia. Por mis clientes, por quienes me leen y sobre todo por mí. No se vale el manoseo cuando uno no solo se adscribe por lo que escribe sino que respeta a quienes le leen.
Mi estimado Eduardo Enrique Alvarado, periodista, decía el otro día en Facebook: “Me perdonan, pero un periodista de un medio no puede (o no debería) exteriorizar abiertamente su posición sobre un tema de interés nacional que está en la palestra”.
Exactamente. ¿Cómo hacerlo ahora en la época de la inmediatez del exabrupto?
Sucede con frecuencia que las cosas no son como las cuentan. Es usual que lo oficial no es real, sino una aproximación calculada del tema. También pasa en la prensa, y me disculpan sentidamente quienes ejercen el oficio de comunicador porque no es mi intención atacar sino explicar: cuesta mucho para el ciudadano de a pie entender lo que es la línea editorial.
Más aún masticar las publinoticias que pululan en los medios hoy y que no tienen razón alguna de existir salvo por su pauta. Pauta es dinero.
Empieza entonces el escozor digital que invita a la confrontación, pero no hay nada más cierto que frente a oídos sordos, palabras necias. Entonces, mejor guardar distancias mientras estos espacios sean las realidades que dirimen verdades.
Verdades que, sin embargo, se muestran clarísimas en Twitter por la irresistible necesidad de ser y estar.
Me ha costado una montaña eso de Twitter. Publicar por aparecer, alardear por comentar, estar por estar o ser por aparentar. Tan absurdo como domingo sin fútbol.
Pero como lo último sucede, entiendo también que lo primero es. Decido entonces, a veces, decantarme por lo que me es bueno, por lo que me frustra enormemente y por mis pasiones futbolísticas. No más.
Algunos olvidan que el espacio virtual no es igual que una cantina y publican y responden cual cliente enardecido, obviando la perpetuidad de sus manifestaciones.
Hasta celebran o #FF a sus seguidillas. Jamás a sus críticos, jamás atreverse lejos del reducto de la portátil.
Vale la pena preguntarse ¿qué es exactamente comunicación y cómo se logra hoy? Especialmente, ¿cómo no se pierde el norte, no se pierde el centro y no se pierde el tacto cuando se informa? Viene TEDx Pura Vida.
Cierro con una perla de Twitter ejemplarizante: Roberto Gallardo, ministro de Comunicación del presente gobierno y quien en Twitter también había alcanzado a advertirme “se hace lo que se puede” a propósito de la nota de Natasha Cambronero que interpretaba el sentimiento de la Señora Presidenta a propósito del Plan Fiscal con el calificativo de “MALO” dijo al mismo respecto el 24 de octubre y queda para la posteridad: “no hay contradicción mi estimado Chamuko (también le llama Lord Chamuko), aprobar impuestos en tiempos de crisis habría sido un error”.
¿Cuáles tiempos se viven? Queda para Twitter.

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