Un debate de altura
Shirley Saborío shirley.saborio@cpc.cr | Jueves 02 noviembre, 2017
Un debate de altura
Diferenciarse por ideas y propuestas es y debe ser la consigna en cualquier campaña electoral, en particular en una jornada donde el descontento y la desconfianza se apoderan de la mayoría de los electores al calor de las dudas sobre la solidez de la institucionalidad nacional.
Inspirar con planteamientos y argumentos debe ser un derecho de los votantes. Y para eso es importante abrir espacios de diálogo a partir de los cuales se debe promover la exposición de aquellas propuestas que, como aspirantes a la Presidencia de la República de Costa Rica, plantean sobre temas específicos para mejorar las condiciones país.
Estamos en el inicio de la campaña electoral para elegir al presidente que regirá los destinos de Costa Rica por los próximos cuatro años. Y este no es un tema menor. Elegir al presidente y los diputados es una gran responsabilidad que debemos asumir con absoluto compromiso.
La semana anterior, la Cámara de Comercio de Costa Rica, el periódico LA REPÚBLICA y la Universidad Latina realizaron el debate con los seis candidatos presidenciales que encabezaban las encuestas en julio anterior.
Fue un rico intercambio de ideas que se prestó para diferenciar a unos de otros a partir de propuestas concretas. No se prestaba el foro —ni querían los organizadores— que fuera un espacio para enfrentar las ideas con discusiones entre unos y otros, y menos para ataques personales que no suman al análisis. El objetivo era claro: exponer propuestas a la comunidad empresarial comercial sobre temas específicos sobre el quehacer de los negocios y la competitividad del país.
En el foro hubo de todo. Tuvimos políticos consagrados con mucha experiencia y políticos que dan sus primeros pasos en las avenidas electorales. Hubo quienes ven la solución del problema del desempleo en el sector público, pero también quienes apoyan que sea a través del dinamismo económico en el sector privado.
Podemos hablar de las diferencias que fueron notables entre algunos planteamientos. Yo quisiera quedarme con las enormes coincidencias porque quienes seguimos la política desde hace años, sabemos que las coincidencias siempre son más que las divergencias, pero señalamos la últimas y dejamos de construir sobre la base de los acuerdos, y esto no ayuda para la construcción de confianzas necesarias para avanzar.
Me quedo con acuerdos en los qués, pues los tiempos no dieron para conversar en detalle de los cómos; y a veces es ahí donde el carro se detiene.
Me quedo con coincidencias (aunque no totales) en temas como la enorme importancia de promover alianzas público privadas para mejorar los niveles de infraestructura en todos sus niveles, así como la enorme necesidad de hacer más transparentes los procesos de adjudicación y de ejecución de las obras.
Me quedo con el acuerdo generalizado sobre la importancia de las pequeñas y medianas empresas para promover un mayor dinamismo económico y empleo. En este sentido, rescato la enorme necesidad de tener gobiernos amigos de la producción entendiendo esto como la necesidad de crear entornos favorables para la formalización y la creación de empresas, nivelar las canchas entres sectores, mejorar el acceso al crédito y promover mayores oportunidades y una mayor trazabilidad de los negocios. Estos son solo algunos de los grandes temas en los que hubo muchos acuerdos, para mejorar los niveles de informalidad y comercio ilícito.
En educación es quizá donde las coincidencias fueron mayores. Se reconoce que es la forma de superar la pobreza y que nuestros jóvenes necesitan educación de calidad, no importa en qué área del país se encuentren. Se coincide en que la educación es la mejor forma de combatir la inseguridad en el país, y mejorar la competitividad. También sobre la enorme importancia de que las universidades trabajen más de cerca con las empresas.
Finalmente, y como era de esperar, los señores candidatos a la Presidencia insistieron en la necesidad de combatir el tema de la corrupción y para ello se habla de procesos digitales, transparentes y que dejen una trazabilidad de los actuados con el fin de disminuir las discrecionalidades, en particular cuando de compras públicas o adjudicaciones se trate.
Los espacios para conocer de las propuestas no son muchos, y la responsabilidad de votar es de todos. Por ello, aplaudo cada uno de estos espacios que siempre parecen pocos, porque contribuyen al proceso informado de votación. Porque permite conocer sobre las personas más cercanas de los candidatos y porque permite conocer sobre las ideas fundamentales de aquellos que aspiran a entrar en la historia democrática de Costa Rica como el presidente número 48. Aplaudo que la exposición de ideas se haga en un centro de enseñanza porque el futuro está en las aulas, y que los medios de comunicación deseen hacer eco de las propuestas con el fin de promover un voto informado. Espero que las ideas sean el centro de la campaña electoral, una jornada que tiene un enorme desafío: recobrar la confianza en cientos de miles de costarricenses que ven en el abstencionismo su mejor elección.
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