Un mundialista de Qatar, enviado al congelador
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Jueves 29 agosto, 2024
Meto las manos al fuego y manifiesto públicamente, que Anthony Hernández es mejor delantero que dos o tres atacantes que forman parte hoy de la zona ofensiva del Alajuelense.
Con solo 22 años de edad y mundialista en Qatar 2022, el formar parte de un cuarteto de futbolistas que rompió la rutina de nuestro campeonato, cuando ascendieron con el Municipal Puntarenas: Kliver Gómez, Krisler Villalobos, Yoserth Hernández y Anthony, no le alcanzó al goleador chuchequero para consolidarse en la nómina del León.
¿Falta de capacidad o falta de oportunidad?
La respuesta es muy sencilla: falta de oportunidad.
El regreso al Alajuelense de Jonathan Moya, combinado con el innecesario fichaje de Fernando Lesme, un ariete que la Liga no necesitaba, le cerró las puertas a Anthony para irse formando y consolidando como el 9 del ataque manudo en la temporada anterior.
Los cuatro posteriores fichajes ordenados por Alexandre Guimaraes, de los españoles Iago Falque y Alberto Toril, el colombiano Larry Angulo y el brasileño Anderson Canhoto, terminaron de enviar al congelador al mundialista chuchequero.
Toril sorprendió en su debut en el juego por la Copa de Campeones, después se fue apagando, pero quedó sellado su papel de centro delantero estelar, alternando el puesto con Moya, ariete que goza de toda la confianza de “Guima”, confianza que no encontró por ninguna parte Anthony.
Si Hernández quedó en la Selección Nacional que viajó a Qatar fue por algo y ese algo fue su capacidad como delantero, demostrada con el Puerto e incluso en los ratos que jugó con la Liga, con dos o tres anotaciones de alto voltaje y varios pases de gol a sus compañeros.
Desde luego que a Anthony le salió más competencia con la sorpresiva voracidad goleadora de Diego Campos, pero es evidente que para Guimaraes, tanto Hernández como Joshua Navarro cumplen roles secundarios y están para jugar ratitos.
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Ahora, existen futbolistas con capacidad, pero el técnico no los estelariza porque no se “fajan” en los entrenamientos o por tener una actitud negativa. Puede que sea el caso de Hernández.
Lo cierto es que Anthony quiere jugar, urge de minutos, desea mostrarse y pidió a sus patronos que lo prestaran a Puntarenas. Petición aprobada y así el ariete regresa a sus raíces donde será compañero de ataque de José Guillermo Ortiz y Josimar Pemberton, sin duda una tripleta desafiante.
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