Un vistazo a las elecciones
Brandon Sequeira Mendoza brandonsequem@gmail.com | Viernes 04 febrero, 2022
Brandon Sequeira Mendoza
Orientador por vocación
Project Manager y especialista en talento humano
A pocos días de las elecciones nacionales veo como la incertidumbre se apodera de nosotros, y no es para menos estamos en medio un proceso electoral muy atípico a nivel histórico y social. Las estadísticas y censos están, y han determinado que alrededor del 40% de la población costarricense esta indecisa sobre cual candidato elegir. La frustración acumulada de una sociedad cansada y golpeada por la pandemia y del comportamiento de los últimos gobiernos tienen intoxicado el espíritu y deber cívico de la política nacional.
Existen corrientes políticas, sociales y filosóficas que nos mantienen en una dicotomía constante cuestionando hoy más que nunca el poder del voto. Filósofos como Sócrates cuestionaba la democracia como el evento que conocemos. Críticos y politólogos que señalan lo irracional que una figura o un solo ser humano lidere y represente a un poco más de 5 millones de habitantes. Y ciudadanos costarricenses que nos cuestionamos cómo es posible que la asamblea legislativa siga con el mismo método de elección del bipartidismo.
Con tantas variantes es fácil que la subjetividad no haga otra cosa que agregar caos a la receta electoral. Sin embargo, por más desalentador que sea el panorama es necesario e importante que le demos sentido al voto y que busquemos afinidades políticas con los partidos postulantes a la presidencia y aún más importante con los que nos rodean. La confusión es la constante de estos tiempos. Basta con ver las repercusiones de los debates, que, sin importar la respuesta, sin importar el contexto, la experiencia o los conocimientos, existen seguidores empedernidos a un candidato. Veo una falta increíble de pensamiento crítico y ganas de debatir o concientizar puntos de vista con el prójimo. Mas allá de convencer o influir en los costarricenses indecisos veo como un debate desencadena en una imposición del el mío es mejor. Esta imposición o deseo de convencer al prójimo de X o Y candidato o candidata no hace otra cosa que perdamos por completo el propósito de las elecciones y el fin del debate. ¿Y cómo no? Esta en nuestra naturaleza humana, desde un punto de vista filosófico, la dignidad de uno la encuentra en el otro, para bien… o para mal desafortunadamente.
No obstante, lo realmente alarmante es que estas posiciones autoritarias, depostistas y hasta en algunos casos populistas están fundamentas con una supuesta construcción de un horizonte colaborativo que carecen de concientización social en donde se pierde de vista cuánto cuesta la victoria de unos en términos de dolores de otros. Obviando por completo que nadie es nada solo y que todo lo que somos en la vida nos lo atribuye alguien más.
Hegel decía que el surgimiento de la conciencia se daba en un sentido profundamente social. Es decir, la consciencia surge en un contraste con la otredad, contrarrestándonos a nosotros mismos con la sociedad, con la naturaleza con un espejo. Y es ahí es cuando los políticos y sus propuestas toman sentido para nosotros en una red de significados o propuestas se empiezan a contrarrestar unas entre otras con el propósito de desarrollar conciencia y empatía con todos sus contrates y derivados. De esa manera nosotros podemos comparar otras existencias con la nuestra. Sin olvidar que el individuo solo existe en contraste con el colectivo, procurando la cohesión social en nuestro metro cuadrado y más allá.