¡Un gran impulso destructivo!
Emilio Bruce ebjreproduccion@gmail.com | Viernes 19 febrero, 2016
Tenemos que ser más positivos, reflexivos y dejar de autoflagelarnos como si fuéramos lo peor
Sinceramente
¡Un gran impulso destructivo!
Muchos costarricenses ante el impacto de la crisis económica tan prolongada que el país ha sufrido, así como de la campaña masiva de medios y de partidos de izquierda en el sentido de que todo marcha mal y que nuestra democracia no sirve, reaccionan condenándolo todo, descartando los valores democráticos y muchas veces defendiendo extremos que de materializarse traerían enormes sufrimientos al país. Muchos interesados han generado un gran sentimiento contra la libertad, los partidos y la democracia.
En educación pública, donde los alcances de nuestro país son de escala continental, las críticas son continuas. No dan tregua a nada y nada es suficiente. En salud pública, donde Costa Rica se ha destacado por sus sistemas de salubridad, de vacunación, de prevención de enfermedades, de atención médica a los pacientes, incluyendo trasplantes de órganos, solo se destacan la espera en la Caja de Seguro Social, los salarios de los altos burócratas, las cuentas por cobrar a empresas y sobre todo al Estado. Han cultivado un gran sentimiento contra los que algo tienen, contra la empresa e iniciativa privada.
Hemos vivido el 7 de febrero un gran acto cívico en el país y sus detractores consideran que los electos son unos corruptos, que los costarricenses no tienen memoria, que los vencedores ganaron a “billetazo” limpio y que el abstencionismo fue muy alto. Lejos de apreciar la paz, la elección de autoridades, la diversidad de alcaldes electos, la participación ciudadana, buscan siempre algo malo con qué manchar. Jamás reconocen todo lo bueno alcanzado por todos nosotros como país y como comunidad. Propugnan la idea de que nuestra democracia no sirve. Perdieron, pero fue porque los costarricenses nos equivocamos. Nada avanza porque están parados en la escoba.
No quiero dar la impresión de que considero que los problemas están siendo resueltos con la velocidad que todos quisiéramos. No deseo dar la impresión de que desoigo las realidades comprobables de desempleo, inseguridad, de falta de adecuado crecimiento, de ausencia de supresión de privilegios odiosos, de lenta construcción de la infraestructura nacional, grave desigualdad y profundas brechas sociales. Deseo destacar la actitud de muchos costarricenses, profundamente negativa, en la que todo lo califican como malo e inconveniente y lejos de participar señalan que quienes lo hacen son siempre los mismos, y además sin aportar prueba alguna… todos corruptos. Destruyen al país y a la institucionalidad por destruir a su adversario político.
Estos costarricenses han sido guiados a opinar destructivamente. Han sido educados por medios y algunos partidos a poner reparos en sistema político, candidatos y logros. Han ido siendo guiados en el concepto de que todo está mal, que en los últimos treinta años el país se hundió lejos de crecer y de desarrollarse. ¡Reales o no, las exageraciones un día sí y otro también, son solo críticas y escándalos! ¡Y ellos se autodenominan “progresistas!
Tenemos que ser más positivos, reflexivos y dejar de autoflagelarnos como si fuéramos lo peor. Todo es posible con acuerdo y negociación. Todo es alcanzable con esfuerzo y honestidad. La democracia es insustituible. El totalitarismo inaceptable.
Emilio R. Bruce
Profesor
ebruce@larepublica.net
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