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Un país sin reglas

Pedro Oller poller@ollerabogados.com | Martes 13 enero, 2015


Aquí todo el mundo gana y pocos comparten. Por eso hay que fortalecer especialmente la entidad recaudadora


Un país sin reglas

Leía con interés cómo España en diciembre pasado emprendió una importante reforma a sus sociedades de capital (anónima y de responsabilidad limitada) en lo que respecta al Consejo de Administración y a la Asamblea de Socios.
Son los últimos en el esfuerzo de mejor control legal de las torerías que acostumbran hacer quienes están al frente. De sociedades o de entidades. Por ese mismo círculo de influencia, aún no les hemos cazado sus ámbitos de privilegio.
Tras la burbuja de Internet, Estados Unidos promulgó la enmienda Sabarnes-Oxley del 2002 que también se centraba en la responsabilidad de la administración y su contabilidad.
Tomando por igual la experiencia española, con millones de desempleados por una regulación ineficaz en lo que respecta a sus empleadores, con la experiencia estadounidense, con cientos de empresas a la quiebra y un efecto dominó sobre la economía mundial; es menester plantearse si en Costa Rica el parte sin novedad todavía resiste la prueba de stress de la economía mundial.
Mal han hecho feo los empresarios costarricenses de todo tamaño al pretender que lo anterior es un parte sin novedad. Atender la responsabilidad social corporativa antes de las reglas básicas del gobierno corporativo denota indiferencia. Más cuando se es incapaz de cumplir con uno y otro, con Dios y con el Diablo.
Un buen Gobierno Corporativo en Costa Rica debe partir de una implicación con la seguridad social del sistema. La falta de atención a la CCSS por empresas muy solventes, el que tengamos en redes un cobrador de la Caja que llama a cuentas. Eso denota una ausencia de vínculo y compromiso.
La Caja es la base. Lo demás viene por añadidura y no forma parte de la discusión esencial. O sí, pero no se quiere reconocer. Aquí todo el mundo gana y pocos comparten. Es por eso que hay que fortalecer especialmente la entidad recaudadora. Porque siempre hay mucho por aprender.
Siguen los impuestos y de ellos ya tenemos parte. Suben. Sea por la base impositiva o por extensión con ampliarlo todo a un concepto de Valor Agregado. Da igual. De nuevo, se exime a las sociedades mercantiles de la discusión no así de la aplicación. Perdiendo una importante oportunidad de reforma.
Hay que ampliar el ámbito de aplicación para que alcance al Consejo o a los Apoderados de la empresa en aquellos casos donde se distrae el ejercicio del control por simple deporte. La ley tributaria tiene portillos conocidos y no atendidos que deben cerrarse o dar puntos a quienes pueden sacar mejor partida.
Quien no asume riesgos no avanza. Esos riesgos merecen una correcta valoración y acreditación legal. Nos merecemos al menos eso. Invitar al Colegio de Abogados y al Poder Judicial a dibujar un esquema de gobierno corporativo ideal es de menester. ¿Quién recoge el guante? Apoyar para que esto trascienda voluntades y alcance realidades me obliga. Yo me apunto.

Pedro Oller

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