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COLUMNISTAS


Una deuda histórica: el Benemeritazgo para la Biblioteca Nacional

Vladimir de la Cruz vladimirdelacruz@hotmail.com | Miércoles 01 septiembre, 2021


La Biblioteca Nacional es una de las instituciones culturales más importantes del país. Lleva el nombre de Miguel Obregón Lizano, ilustre educador, quien elaboró uno de los estudios pioneros de la geografía nacional, Ministro de Educación, cuando se llamaba Secretario de Instrucción Pública.

Debe su nombre al esfuerzo que hiciera Miguel Obregón por reunir los fondos documentales de la vieja Universidad de Santo Tomás cuando fue cerrada en 1888, por disposición del entonces Secretario de Educación, Mauro Fernández Acuña, cuando realiza su gran reforma educativa. Así se creó la Biblioteca Nacional, así denominada, por Acuerdo Ejecutivo No. 231 el 13 de octubre de 1888.

Al iniciar la Biblioteca su primer Director, en la práctica, fue Luis Castro Ureña, quien fue nombrado Bibliotecario Auxiliar por acuerdo No. 233 del 23 de octubre de 1888.

La Biblioteca recibió para constituir su acervo bibliográfico, y para garantizar su conservación, los documentos del Archivo de Rezagos, que había sido fundado en 1882, que recogía libros, periódicos, documentos oficiales y documentos de la Oficina de Depósito y Canje de Publicaciones, creada en 1887. En el Archivo de Rezagos se recogían todas las publicaciones de las instituciones de gobierno. Su director fue Bernabé Quirós, considerado el primer bibliotecario de la Biblioteca Nacional. El Director de la Oficina de Depósito y Canje fue José María Alfaro Cooper.

Se fortaleció la Biblioteca desde su inicio cuando se decidió, por medio del acuerdo N° 24 del 15 de enero de 1890, unir la Biblioteca Nacional con la Oficina de Canje y Publicaciones.

La Biblioteca Nacional hoy tiene la responsabilidad de recopilar y conservar el patrimonio bibliográfico y documental nacional. En ella hoy se depositan obligatoriamente tres ejemplares de toda publicación hecha en el país, por disposición de la Ley de Imprenta y Ley de Derechos de Autor y Derechos Conexos.

Desde 1890 hasta 1898 fue nombrado Miguel Obregón Lizano como Director General de Bibliotecas, quien abrió en un local cerca del Mercado de Abastos, el primer edificio de la Biblioteca Nacional. Ese año bajo su impulso también se establecieron las Bibliotecas públicas de Alajuela, Heredia y Cartago y se redactó el primer Reglamento de Bibliotecas por disposición del Acuerdo Ejecutivo No. 197 del 18 de abril.

El 15 de enero de 1890, Miguel Obregón reunió en la Biblioteca Nacional la Oficina de Canje y Publicaciones, la Biblioteca de la Universidad de Santo Tomás y el Archivo de Rezagos, como una unidad dependiente de la Secretaría de Instrucción Pública, actual Ministerio de Educación Pública. Desde 1890 hasta 1915 fue el Director General de Bibliotecas, cargo que desempeñó honorariamente. Al frente, durante este tiempo, la dirigieron otros con el cargo de Auxiliares de la Biblioteca.

Después de Miguel Obregón Lizano, siguieron al frente de la Dirección de la Biblioteca Nacional Máximo Soto Hall, 1899-1902, Rafael Machado Jáuregui, por cuatro meses en 1902, Manuel Argüello de Vars, 1902-1907, Valeriano Fernández Ferraz, 1907-1912.

Bajo la dirección de Valeriano Fernández se construyó el Edificio que estuvo entre calle 5 y Avenida 1 hasta 1971, cuando se inauguró su actual edificación, situada entre avenidas 3 y 3B, calles 15 y 17, al costado norte del parque Nacional.

En 1912 nombraron al poeta Lisímaco Chavarría Director de la Biblioteca. En 1913 estuvo de manera importante Adolfo Blen, uno de los grandes organizadores de los catálogos de la Biblioteca, catálogos que aprendí a usar por iniciativa y guía de mi Maestro Rafael Obregón Loría, hijo del fundador de la Biblioteca. Carlos Gagini en 1914 fue nombrado Director. En 1918 estuvieron al frente de la Biblioteca Próspero Calderón, dos meses, y Roberto Brenes Mesén.

En 1920 tuvo una reorganización y fue nombrado Director Joaquín García Monge, hasta 1936. Después, al frente de la Dirección de la Biblioteca Nacional, estuvieron Julián Marchena Valle-Riestra, Marco Tulio Zeledón Matamoros, quien fue uno de mis profesores de Historia de Costa Rica en la secundaria, Carmen Quirós Saborío, Efraín Picado Azofeifa, José Ruperto Arce Delgado, Clotilde Obregón Quesada, profesora, colega y compañera de la Escuela de Historia, de la Universidad de Costa Rica, con quien cultivé una rica e intensa amistad, nieta ella de Miguel Obregón Lizano, Yamileth Solano Navarro y la actual Directora, Laura Rodríguez Amador, que a mi modo de ver, es la que ha ubicado y ha hecho saltar modernamente, con gran visión y conducción, la Biblioteca Nacional, a las necesidades y proyecciones del siglo XXI.

Durante su gestión, en este momento, se están terminando de fortalecer las bases estructurales del edificio de la Biblioteca, sin que por ello haya parado o suspendido la intensa vida que tiene, no solo por sus visitantes, sino por las actividades que la Directora Laura Rodríguez impulsa, realiza y coordina con otras instituciones públicas, como la Cátedra Enrique Macaya Lahmann de la Escuela de Estudios Generales de la Universidad de Costa Rica, de lo que soy testigo.

La Biblioteca Nacional actualmente realiza una inmensa actividad, prácticamente diaria con numerosas escuelas, programas de postgrados y distintos centros de investigación de las Universidades. Algunas de ellas se realizan conjuntamente con el Tribunal Supremo de Elecciones, especialmente un núcleo de actividades alrededor de la celebración del Bicentenario de la Independencia, así como con la Academia de Geografía e Historia de Costa Rica, la Academia Morista Costarricense, la Academia Costarricense de la Lengua, y otras instituciones públicas, Embajadas, Colectivos de Arte y Dependencias del Ministerio de Cultura y Juventud.

La Biblioteca Nacional así tiene libros, nacionales y extranjeros, colecciones de revistas, de periódicos, que constituye su Colección Hemerográfica, la más rica del país. También hoy posee colecciones de audiovisuales, a modo de archivo de la palabra y de la imagen costarricense.

También tiene la llamada colección de obras de referencia.

Como institución cultural que es nació en la época en que se desarrollaron el Instituto Físico Geográfico, el Archivo Nacional, el Museo Nacional, El Registro Civil, el Registro Público de la Propiedad, entre otras, todas instituciones encargadas de preservar, resguardar la memoria y la identidad nacional, la del pueblo costarricense en sus diferentes manifestaciones. Como institución nos permite remontarnos al pasado, conocer el presente y soñar el futuro. Es una institución viva, por su esencia y naturaleza, llena de valores morales, científicos, culturales, educativos, literarios, de todo tipo, que conserva, en sus acervos documentales, como el mejor tesoro nacional, los rasgos propios de la cultura costarricense.

Su base documental permite fomentar la investigación nacional y hacer disponible, al alcance de los costarricenses, y estudiosos, nacionales y extranjeros, el conocimiento sintetizado de la cultura y el desarrollo democrático nacional.

La Biblioteca Nacional hoy forma parte del Sistema Nacional de Bibliotecas (SINABI) siendo el ente director y organizador de las 60 bibliotecas públicas existentes en las siete provincias del país.

Debería haber al menos una Biblioteca Pública en cada cantón, lo cual podría coordinarse con colegios de secundaria que tienen las posibilidades de ser la base de estas Bibliotecas, allí donde no existen Bibliotecas de acceso al público.

En el SINABI se integra también la Agencia ISBN e ISSN que es la que gestiona, con los autores y editores, lo pertinente a la producción intelectual, y el reconocimiento internacional que por ellos se hace de las publicaciones del país. El SINABI depende hoy del Ministerio de Cultura y Juventud de Costa Rica.

El portal electrónico del SINABI permite acceder gran cantidad de documentos antiguos, disponibles por medio de la dirección electrónica www.sinabi.go.cr, lo que resalta a la Biblioteca Nacional "Miguel Obregón Lizano", en su proceso evolutivo y de crecimiento constante, que la hace presente en todo el mundo, con los accesos que desde distintos países permiten acudir en busca de información nacional.

Se extiende la Biblioteca Nacional en el mundo, en cumplimiento de su misión, visión, y objetivos, en concordancia con los imperativos de la moderna sociedad de la información. También permite acceder a la información que constantemente se está introduciendo para que pueda ser consultada. Especialmente se ha hecho un gran esfuerzo por digitalizar y tener, de esa forma disponible, periódicos del siglo XIX y de la primera mitad del siglo XX.

El Portal de acceso es parte de la Biblioteca del Patrimonio Iberoamericano, lo cual constituye una ventana para difusión de la cultura costarricense. Recibió un Premio de Innovación Tecnológica de la OEA, en el 2014, y actualmente, a pesar de la gran limitación de recursos económicos que tiene la Biblioteca.

El portal o sitio web del SINABI, tiene una Biblioteca digital de 172.000 documentos sobre Costa Rica, de música, de periódicos, de libros, de revistas, de fotografías, de mapas, de caricaturas, de audios y de video. A ello suma diez servicios virtuales de exposiciones. Los otros servicios virtuales que ofrece la Biblioteca Nacional son el Chat, la Referencia virtual, el Depósito Legal de Publicaciones Digitales, la Solicitud de Visitas y Charlas, la Inscripción como Investigador, la Solicitud de búsquedas, la Consulta de Catálogos, la Atención mediante Redes Sociales, la Solicitud de Atención Personalizada, entre otros.

Lo que se puede acceder hoy electrónicamente de la Biblioteca Nacional son 570 títulos de periódicos del siglo XIX y principios del siglo XX, con más de 164.000 ediciones, 2589 libros y artículos de historia, geografía, ciencias sociales, ciencias exactas y naturales, legislación, literatura, 74 títulos de revistas literarias, científicas e infantiles (3990 números) publicadas en el siglo XIX y principios del siglo XX, 26 colecciones de fotografías de Costa Rica, Galerías de dibujos y grabados de pintores y artistas como Juan Manuel Sánchez, Max Jiménez, Francisco Amighetti y Otto Apuy.

Hay en la Biblioteca subsitios sobre Limón, Guanacaste, la Independencia de Costa Rica, la Anexión del Partido de Nicoya, el Terremoto de Cartago y la propia Biblioteca Nacional “Miguel Obregón Lizano”, de la historia del humor gráfico en Costa Rica con periódicos, revistas, libros, galerías de caricaturas, por caricaturista y por periódico desde el siglo XIX. También se ofrecen Mapas y planos históricos de Costa Rica, de Audios de historia y cultura nacional, de un Diccionario biográfico con información de casi 600 personajes que han contribuido al desarrollo del país en diversas disciplinas.


Este Portal puede ser consultado desde computadoras, desde cualquier dispositivo móvil, sean tabletas o celulares, lo que le da una gran accesibilidad a estudiantes y a personas de todos los niveles, y de todas las regiones del país.

Desde el 2018 la Biblioteca Nacional ofrece un APP gratuito para estos sistemas operativos de la Biblioteca Digital del Portal.

La Biblioteca Nacional requiere todavía mayor apoyo institucional, ya que por falta de presupuesto no puede desarrollarse de manera más completa. De manera inexplicable, desde el interior del SIBABI se ha venido debilitando el funcionamiento de la Biblioteca Nacional, a mi modo de ver “saboteando” su trabajo. En este sentido, las empresas privadas podrían jugar un papel importante apoyando este esfuerzo como parte de su Responsabilidad Social Empresarial, donde podrían hacerlo, y hasta negociando con el Estado sus apoyos tributarios.

Este Portal de la Biblioteca es parte de la Biblioteca del Patrimonio Iberoamericano, lo cual es una gran ventana para difundir la cultura costarricense.

La visita que tiene el Portal de la Biblioteca Nacional es de casi cinco millones de personas de 157 países, y cerca de nueve millones de páginas de este Portal son visitadas, con la ventaja de que los servicios del Portal electrónico de la Biblioteca Nacional son de 24 horas siete días a la semana.

Su actual Directora, Laura Rodríguez Amador, reúne estudios especializados en Bibliotecología, de la Universidad de Costa Rica y de Maestría en la Universidad Carlos III de Madrid, España, y de Ciencias de la Información en la Universidad de Costa Rica, el Instituto Tecnológico de Costa Rica y Educación Virtual de la Universidad de Calgary. Esto le ha permitido unir sus conocimientos a la época electrónica e informática que vivimos con gran familiaridad, conocimiento, destreza, acierto y enorme esfuerzo institucional, pero lo ha hecho con éxito por su buen desempeño y por la gran visión que tiene de su trabajo institucional.

Sus más de 30 años de trabajo en el campo bibliotecológico la han llevado a destacarse al frente de la Biblioteca Nacional e, igualmente, a recibir reconocimientos internacionales, por la misma inserción que tiene la Biblioteca Nacional en organismos internacionales como la Asociación de Estados Americanos para el Desarrollo de las Bibliotecas Nacionales, ABINIA, y, en el interior de ABINIA, donde es Miembro del Comité de Evaluación de Proyectos, del Comité de Información y Comunicación y del Comité de Depósito Legal.

Su trabajo fue reconocido cuando le nombraron, en el mes de octubre del 2019, por un período de dos años, Vicepresidenta del Consejo Directivo de ABINIA, lo que es un alto reconocimiento para su persona, pero también lo es para Costa Rica.

Por su iniciativa se ha impulsado una intensa actividad de programación de actividades culturales y educativas, desde el 2014 hasta hoy, que es sobresaliente.

En el 2014 realizó 42 actividades, con una presencia física, en la Biblioteca Nacional, de 979 personas, y las fue incrementando de tal manera que, en el 2019, realizó 950 actividades con una presencia de 50.657 personas durante todo el año.

En el 2017 unió a sus actividades la proyección virtual de las mismas, lo que elevó en presencia virtual solo en el 2019 a un total de 64.292 personas más los concurrentes a sus actividades.

Debido a la pandemia, desde abril del 2020 las actividades se han realizado únicamente de manera virtual y desde ese mes y hasta julio 2021 se han realizado 828 actividades, en las que han participado 116.671 personas.

Desde el 2014 y hasta julio del 2021 se han realizado 3306 actividades culturales y educativas en las que han participado 431.477 personas. Entre estas actividades destacan conferencias, conversatorios, conciertos, recitales, presentaciones de libros, mesas redondas, talleres, exposiciones, entre otras.

Durante la pandemia, la Biblioteca Nacional se ha unido a universidades, instituciones, academias, colectivos de artes, entre otras, para celebrar el Bicentenario de la independencia mediante actividades culturales, entre las que destacan siete ciclos de conferencias como Camino a la celebración del Bicentenario de Centroamérica con la Cátedra Enrique Macaya Lahmman, Escuela de Estudios Generales de UCR y el Tribunal Supremo de Elecciones, el ciclo La Diversidad cultural en la conformación de Costa Rica con la Academia de Geografía e Historia, La cultura frente al Bicentenario, con la Sede San José del Instituto Tecnológico de Costa Rica, La literatura en Costa Rica, con el Colegio Costa Rica del Ministerio de Cultura, las Escuelas de Filología y Literatura y los Posgrados de Literatura de la Universidad de Costa Rica y la Universidad Nacional, Costa Rica pensadores y pensamiento con la Escuela de Filosofía de la Universidad de Costa Rica, De la colonia al siglo XXI: continuidades y disrupciones de la literatura costarricense, con la Academia Costarricense de la Lengua, Componer la historia sonora de un país, con el Archivo Histórico Musical de la Escuela de Artes Musicales de Universidad de Costa Rica.

Me atrevo a afirmar que todas las universidades de Costa Rica, en mesas redondas, conferencias, debates que organizan, y otras actividades similares, no llegan a reunir en estudiantes presentes, ni el número de sus actividades, lo que la Biblioteca Nacional está haciendo hoy, que sin lugar a dudas se debe al activismo profesional de su actual Directora, Laura Rodríguez, al amor, dedicación y entusiasmo que le dedica a su trabajo.

A esto se suma la parte de Difusión del Patrimonio Documental por las redes sociales, donde han divulgado más de 1500 publicaciones en promedio en los últimos cuatro años, para un alcance de 1.339.599 personas solo en el 2020. De enero a julio del 2021, se han realizado 3352 publicaciones con un alcance de 1.935.709 personas

Especialmente con la Radio de la Universidad de Costa Rica, desde el año 2017, la Biblioteca Nacional ha impulsado una serie de cápsulas radiales, de dos minutos de duración cada una, sobre diversos temas de la historia y la cultura costarricense con base a la información de las colecciones patrimoniales existentes en la Biblioteca.

La Biblioteca Nacional creó la Fonoteca Nacional, en el 2014, con el propósito de recopilar, conservar y difundir el patrimonio musical y sonoro, e inició la digitalización y procesamiento de estas colecciones. Igualmente, firmó un Convenio con ACAM para respaldar las colecciones que ellos poseen. Dentro de este campo está el proyecto “Construcción de la memoria musical de Costa Rica”, que requiere apoyo y fondos para la compra de un servidor para el almacenamiento de la música costarricense.

Desde el año 2020, proyectado en las actividades de la celebración del Bicentenario de la Independencia, la Biblioteca Nacional, ha desarrollado un programa ambicioso, pero que ha sido posible, “200 años de vida independiente de Costa Rica, aciertos, desaciertos y retos: difusión cultural a partir de las colecciones patrimoniales de la Biblioteca Digital”. Estas actividades suman más de 75 actividades, disponibles en el Facebook Biblioteca Nacional Costa Rica. En los próximos meses del 2021, se continuará conmemorando el Bicentenario con actividades virtuales como conferencias, conversatorios, exposiciones, mesas redondas, recitales en una diversidad de temáticas

La Biblioteca Nacional es en síntesis la institución que recopila y conserva el patrimonio documental de Costa Rica, que constituye la memoria de Costa Rica, en todos los campos del saber humano, que democratiza el acceso a la información y al conocimiento, poniendo a disposición de todas las personas el valioso patrimonio documental de Costa Rica, que difunde la cultura costarricense a nivel nacional e internacional por medio de su Portal electrónico, que contribuye a darnos a conocer internacionalmente, que promueve la investigación y generación de nuevos conocimientos al facilitar el acceso a sus colecciones, que apoya la educación formal y el aprendizaje a lo largo de la vida, que contribuye al desarrollo de nuestra identidad nacional y a la formación de profesionales en todas las áreas del conocimiento, que contribuye a la defensa de Costa Rica, cuando ha sido necesario, con las colecciones patrimoniales que han sido clave en la defensa en litigios internacionales, desde siglo XIX, hasta los más recientes, como el conflicto por Isla Calero e Isla Portillos, los laudos arbitrales, donde documentos históricos fueron utilizados por los equipos jurídico políticos a cargo de los procesos de defensa de Costa Rica, es la Institución que permite el acceso no solo a la información sino al conocimiento, que promueve la equidad, en sus servicios de información y actividades culturales gratuitas para público de todas las edades, niveles de alfabetización, sobre todo cuando para muchos de ellos constituye la única posibilidad de acceder a la cultura, que facilita la accesibilidad a servicios de información y actividades culturales para usuarios con necesidades especiales, que promueve la recreación mediante actividades culturales y acceso a documentos artísticos, literarios, entre otros, y dirigidos a públicos de todas las edades y niveles de escolaridad, que apoya los esfuerzos del país para minimizar la brecha digital.

La Biblioteca Nacional, dentro de sus actividades, ha capacitado a más de 19.890 personas, gran parte de ellas sin capacidad económica para costear su formación, desde el 2016 hasta julio del 2021 ofrecidendo más de 1600 talleres, gratuitos, en el uso de la tecnología, idiomas, emprendimiento, entre otras temáticas. También fomenta la lectura y ofrece al público de todas las edades libros impresos y digitales, incluyendo lecturas recomendadas por el Ministerio de Educación Pública, y ofrece actividades tendientes a fomentar la lectura.

En los últimos años, internacionalmente hemos visto el impacto de incendios que han afectado edificios culturales, mundialmente reconocidos, lo que ha llamado la atención y gran preocupación por el Teatro Nacional. Pero, merece atención especial e igual preocupación la Biblioteca Nacional que no cuenta con un Sistema de Detección y Extinción de Incendios lo cual representa un riesgo enorme para el Patrimonio Documental que resguarda la institución, y que representa la memoria del país, lo que ha llamado la atención, por iniciativa de su actual Directora, del Cuerpo de Bomberos de Costa Rica, y hay gestiones ante los diputados, en este sentido, que ojalá se aprueben para evitar una gran tragedia cultural en el país.

En el país a algunas instituciones públicas se les ha reconocido con el Benemeritazgo de la Patria. Falta este reconocimiento a la Biblioteca Nacional. En una deuda nacional pendiente. La Biblioteca Nacional merece de sobra este reconocimiento y distinción nacional.

El Poder Legislativo tiene en sus manos esta posibilidad de Declarar el Benemeritazgo, en la actuales Sesiones Ordinarias Legislativas, así como se han aprobado en cascada numerosos Benemeritazgos para hacer justicia a personalidades nacionales y para aumentar el número de mujeres con dicha distinción. En este momento, a punto de cumplir el próximo 15 de setiembre su 133 aniversario de su existencia, y el 50 aniversario de su actual edificio, también inaugurado el 15 de setiembre de 1971, la Biblioteca Nacional merece este reconocimiento.

El Diputado Wagner Jiménez, presentó el Proyecto de Ley para su Benemeritazgo, que ya fue dictaminado positivamente en la Comisión legislativa respectiva. El Proyecto de Ley de Benemeritazgo se encuentra en este momento en la Comisión Plena Primera de la Asamblea Legislativa para su aprobación final, que es deseable que se apruebe antes del 15 de setiembre, mes que inicia hoy, preparándose la Biblioteca Nacional para cumplir su 133 aniversario, justo cuando se celebra también la Independencia de Centroamérica, y la de Costa Rica, como es usual celebrarla, además de que la Biblioteca Nacional cumple 50 años en su actual edificio, el que fue inaugurado coincidentemente el 15 de setiembre de 1971.

El Gobierno de la República y la Asamblea Legislativa tienen en sus manos la oportunidad de honrar el papel histórico que tiene la Biblioteca Nacional con aprobar la Declaratoria de Benemeritazgo, antes del 15 de Setiembre, con motivo de esta celebración nacional. Los los diputados de los diferentes partidos políticos representados en la Asamblea Legislativa deberían ponerse de acuerdo para aprobar el Benemeritazgo con la celeridad que supone en este breve plazo antes del 15 de setiembre. Hay que honrar esta deuda histórica con la Biblioteca Nacional.

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