Una deuda país, suya, mía, nuestra....

Se llama Noelia y es mi hija. Tiene 25 años y está por terminar su carrera universitaria, desplegar sus alas, trabajar por sus sueños, luchar por construir su futuro independiente.

Ella es una mujer del siglo XXI, con todo el mundo por delante.. Sin embargo, si bien Costa Rica ha avanzado mucho en materia de defensa de los derechos de la mujer, no puedo asegurarle a mi hija que le heredo un país donde ella y sus congéneres se podrán desarrollar plenamente, en total libertad y equidad.

La deuda país con nuestras mujeres es grande, demasiado diría yo.

La violencia doméstica ha alcanzado la categoría de emergencia nacional.

Los índices de desempleo femenino crecen continuamente.

Las labores de cuido de infantes o personas adultas mayores sigue siendo responsabilidad por ellas.

El acceso a la educación superior sigue siendo orientado a carreras “femeninas”.

El abuso sexual, el acoso laboral y el callejero prevalecen.

El embarazo adolescente sigue siendo un tema de atención prioritaria.

Son muchas las luchas que se han dado e innumerables los avances país en estas y otras materias. Sin embargo, no podemos negar que todavía nos queda mucho por andar.

Una de las claves para el cambio radica, entre otros, en la educación. Es urgente incorporar el tema de la igualdad, la equidad y la defensa de los derechos humanos de las mujeres en nuestro sistema educativo, iniciando en la primera infancia por la importancia que esta etapa tiene en la formación del ser humano del futuro.

Esta incorporación también debe ser transversal a todas las instancias educativas y llegar incluso a comunidades y familias, en aras de ir de una vez por todas construyendo ese cambio impostergable.

Esto sin olvidar que en este cambio todos y todas somos responsables, pues se trata de construir la Costa Rica que le queremos heredar a la futuras generaciones, la que queremos dejar a nuestros hijos e hijas, en especial a ellas, las mujeres del futuro quienes tienen todo el derecho a desarrollarse de manera plena y libre.

Maribelle Quirós Jara

Periodista