Una nueva orden de Horacio Elizondo es inaplicable por injusta
Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Miércoles 14 febrero, 2024
En la fecha siete del Torneo Clausura, pudimos observar a los árbitros centrales cumplir con el nuevo y absurdo invento de su patrón, Horacio Elizondo.
Resulta que cuando se cobra un tiro de esquina o tiro libre, en el área del equipo que defiende se presentan simultáneamente unos cinco combates de lucha libre. Los que defienden se abrazan con los que atacan y se presenta un repertorio antiestético donde se observan abrazos, empujones, codazos y en ocasiones acciones más bruscas y hasta vulgares, donde los jugadores ruedan por el zacate en una batalla descomunal que nada tiene que ver con el fútbol.
Para detener este desmadre y horripilante espectáculo, Horacio Elizondo se inventó una fórmula, imposible de llevarla a cabo y sostenerla.
Elizondo le ordena al árbitro central que tome tres decisiones.
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Primero, conversar con la pareja que se está rozando y advertirle que si no se sueltan, de inmediato serán amonestados con amarilla. Si la pareja insiste en el abrazo y la agresión, será expulsada del terreno de juego.
¿Y qué se pita?
¿Penal, falta ofensiva o nada más la expulsión? ¿Se expulsa a uno o a los dos?
Ahora, el árbitro central solo habla con una pareja de “agresores”. ¿Qué sucede con los otros binomios?
Porque mientras Rodrigo Noya, defensor de Grecia de 1.93 de estatura, se está fajando a mordiscos con Manjrekar James que ataca por la Liga, con su 1.91 de estatura, a su lado Alexis Gamboa que mide 1.91, está a codazo limpio con Kenner Gutiérrez y Jean Carlo Agüero y Michael Barrantes se van al zacate abrazados como en piscina.
Pueden presentarse en cada tiro de esquina, cinco o seis parejas en acciones de lucha libre, pero el árbitro central, solo “conversará” con una de ellas. Quizá la que tenga más cerca. Si trata de advertirle a las demás parejas la nueva reglamentación, cada tiro de esquina va a durar media hora.
Esta “brillante idea” de Horacio Elizondo, es total y absolutamente inaplicable, básicamente porque ni es pareja, ni es justa.
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Cuando reaparezca Kendall Waston, con su 1.96 de estatura y se haga un arrollado con Getsel Montes, zaguero del Team que mide 1.94, probablemente serán los escogidos por el árbitro central para advertirlos de una eventual sanción, mientras que al lado de Agüero y Barrantes, otros “angelitos” irán a los empujones, abrazos, caídas estrepitosas y el juez las dejará pasar.
Y la UNAFUT: silencio total.
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