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Viernes, 25 de octubre de 2024



NOTA DE TANO


Una reelección tiene que ser un premio a un buen trabajo

Gaetano Pandolfo gpandolfo@larepublica.net | Jueves 13 julio, 2023


Es hora de enterrar las malas costumbres.
Es hora de enterrar las malas costumbres.


Don Rodrigo Arias no tuvo que negociar con ningún diputado, ni ofrecer puestos en Comisiones, ni recurrir a “personajillos” de tercer nivel, sin ética, valores personales y moral, para reelegirse Presidente de la Asamblea Legislativa.

Su trabajo, en la presidencia del primer Poder de la República, hizo que una mayoría de diputados de diferentes partidos políticos apoyara su reelección.

En la Federación Costarricense de Fútbol, no sucedió lo mismo. Caído Eduardo Li en desgracia, en principio no se vio mal que el tesorero del Ejecutivo, Rodolfo Villalobos asumiera la presidencia.

Pero, el delegado del Santos de Guápiles se engolosinó con el poder y para buscar la reelección, escogió el camino incorrecto.

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Lo que cabía era manifestar públicamente que deseaba ser reelecto y presentar un informe de labores con sus logros y éxitos, suficientes para hacerse merecedor a un nuevo período.

Todo lo contrario, se dedicó a negociar, para no utilizar un verbo más fuerte, los votos que requería para esa reelección, logró con el “apoyo” del vicepresidente Sergio Hidalgo (léase traición al otro candidato), los votos de la segunda división, a cambio de ofrecer posiciones en el Ejecutivo, por encima incluso de la primera división.

Desde ese momento, don Rodolfo cayó en desgracia con un sector valiente y minoritario de la prensa deportiva, que se encargó de señalar, cuestionar y denunciar el cúmulo de anomalías que fue construyendo el jerarca federativo, hasta convertirlo, a pocos días del final de su reinado, en el Presidente de la Casa de los Sustos, más cuestionado, señalado y rechazado por la ciudadanía.

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Curiosamente, el Presidente de la Federación de Fútbol que hundió a esta disciplina en el fondo del abismo, con el 90% de selecciones nacionales eliminadas en todas las categorías, fue premiado por la FIFA, distinguiéndolo con un puesto de alto voltaje a nivel de Concacaf.

Esta escogencia pasó desapercibida a nivel país, se le dio poca o ninguna relevancia, prueba de la oposición del pueblo a su gestión.

¡Bueno, también conocemos cómo mueve sus fichas, doña FIFA!

La larga gestión de Villalobos estuvo contaminada en varios niveles. Ahora que se anuncia el nombre de su eventual sucesor, estamos a la espera de conocer los nombres de quienes lo acompañarán en su gestión y lo más relevante, analizar la forma en que resultaron electos.

Es hora de enterrar las malas costumbres.

gpandolfo@larepublica.net







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