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Cantera

Una tarea pendiente

Macarena Barahona lmacarena62@hotmail.com | Jueves 01 mayo, 2008


Antonio María Costa, director de la Oficina contra la Droga y el Delito (Unodd) de las Naciones Unidas, plantea que una de cada tres mujeres en el mundo sufre algún tipo de violación o de agresión, y aunque para las Naciones Unidas la lucha contra la violencia machista no es uno de los objetivos del milenio, debería actuarse como si lo fuera.

Los proyectos de las Naciones Unidas para reducir el hambre y la pobreza o el control y propagación del sida no contemplan la desigual y perversa violencia hacia las mujeres en el mundo.

Debería convertirse en parte de su acontecer mundial, de sus programas y estrategias, para afrontar todas las manifestaciones de violencia que hacen a la mujer estar en riesgo continuo de ser víctima de la violencia machista, más que la probabilidad de padecer cáncer o morir en un accidente de tránsito.

Costa planteó “la lógica perversa”, el hecho de que la violencia doméstica sea considerada aún, para algunos, como un asunto privado; pero para las mismas Naciones Unidas el no enfrentar la lucha contra la violencia doméstica entre sus Objetivos del Milenio es de alguna manera reservarla como tema privado en la fatal lista de las necesidades humanas.

La lucha contra el hambre, la lucha contra la carestía de productos alimenticios, la lucha contra la pobreza, contra las enfermedades, tiene inevitablemente rostro de mujer, la mujer y sus hijos, las víctimas de las políticas mundiales del capitalismo, de lo público y lo privado, del hambre y la violencia.

Las esferas fantasmales de las grandes desigualdades económicas y sociales se eclipsan en la conjunción de la mujer.

Seguiremos enfrentando en esta “ lógica perversa”, la invisibilización de la mujer.

La lucha contra la pobreza, debe ser la lucha a favor de la mujer; la lucha contra la violencia familiar, debe ser a favor de la mujer.

Ni las Naciones Unidas han comprendido quiénes son los pobres y quiénes tienen hambre, ni quiénes son, realmente, las víctimas de la violencia planetaria familiar.

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