Venezuela se atrasó con su deuda y se le vienen más vencimientos
Bloomberg | Martes 24 octubre, 2017
Desde que se desplomó el precio del petróleo a mediados de 2014, en el mercado de bonos reina un consenso amplio con respecto a que Venezuela iba a entrar en default. No inmediatamente, pronosticaron los analistas.
Tres años más tarde, puede que haya llegado ese momento. El gigante estatal del petróleo, PDVSA, debe pagar $985 millones. Seis días más tarde, vencen $1.200 millones más. No solo se trata de una suma sobrecogedora para un país cuyas reservas de moneda extranjera cayeron recientemente por debajo de los $10 mil millones por primera vez en 15 años, sino que también parece que será una pesadilla logística.
Cada vez más aislada por sanciones financieras de Estados Unidos que asustaron a los bancos y otros intermediarios en la cadena de pagos de bonos, Venezuela ya se atrasó en el pago de intereses por $350 millones que vencían este mes.
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Esos pagos tenían un periodo de gracia, una especie de contención que le da 30 días más al país para resolver los problemas técnicos y transferir el dinero.
Los pagos de principal que están próximos a vencer no contienen un lenguaje de este tipo. Si no se respeta la fecha de vencimiento, los bonistas pueden afirmar que hubo default. Los precios de las notas que vencen el 2 de noviembre reflejan con fuerza esos riesgos: están a solo 93 centavos por dólar de valor nominal.
“Esto es Venezuela, son muy desorganizados con este tipo de cosas, cada día les cuesta más pagar”, dijo Alejandro Grisanti, director de Ecoanalítica, una empresa de investigación con sede en Caracas.
Un default sería un final doloroso para lo que ha demostrado ser una de las apuestas más rentables y extrañas en los mercados emergentes en las últimas dos décadas. Mientras que la caída de los precios del petróleo profundizó un colapso económico y desencadenó una crisis humanitaria sin precedentes en la historia de la nación, el presidente Nicolás Maduro, al igual que su predecesor y mentor socialista Hugo Chávez, se ha propuesto cumplir con todos los pagos de bonos extranjeros.
Y debido a que los rendimientos de los bonos han sido tan altos, los retornos han sido llamativos: más del 9% anual en promedio en los últimos 20 años. Esta combinación —ganancias desmesuradas para los operadores de Wall Street y la escasez de alimentos y medicinas para los venezolanos— ha sido tan discordante que incluso hizo que la deuda de la nación fuera bautizada como bonos del hambre.
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A decir verdad, no queda claro si los inversores querrían agravar la situación en forma inmediata. Para empezar, recibir 100 centavos por dólar con algunos días o incluso semanas de retraso sería mucho menos doloroso que emprender litigios y negociaciones de reestructuración que probablemente se extiendan durante meses, si no años.
Lo que es más importante, los analistas estiman que los acreedores podrían terminar recibiendo solo 30 centavos por dólar. Hay mucha renuencia a matar la gallina de los huevos de oro, por más que esté dando señales de morir.
Los inversores dicen que incluso aunque Venezuela logre cubrir los vencimientos de este año, a menos que los precios se recuperen milagrosamente, ellos siguen previendo un default como resultado inevitable. Las permutas de riesgo crediticio muestran que ellos están incluyendo en sus precios un 75% de posibilidades de que PDVSA entre en default en los próximos 12 meses y de 99% en los próximos cinco años.